Pedro P. Morejón
HAVANA TIMES – Soñaba ser escritor. Ya desde la adolescencia quería escribir de todo: novelas policiacas, románticas, históricas, rosas, de todo tipo.
Y hacerlo como Juan Ángel Cardi, Daniel Chavarría, Dashiell Hammett, Arthur Conan Doyle, Corin Tellado, etc.
Siempre lo pospuse, pero dentro de mí una voz interior me gritaba: escribe, escribe… Solo redacté cientos de poemas manuscritos en una libreta y que hoy me daría vergüenza mostrar.
Y fue muchos años después, en enero del 2016, cuando sin poder explicarlo me vi garabateando las primeras letras de una novela.
“La tarde del jueves se aleja entre el murmullo de los niños jugando pelota o la distante voz de un vendedor ambulante. Llega el crepúsculo habanero y aparecen las primeras luces de la ciudad…”
En 3 meses la escribí. La presenté a un importante concurso literario que cerraba su convocatoria en mayo, y ya me veía premiado, catapultado a la vanguardia de la literatura cubana. Los resultados los darían en julio… y fue el primer golpe. Ni premio, ni mención… nada.
Entonces entendí que necesitaba integrarme a un taller literario, continuar escribiendo y mejorar paulatinamente la técnica narrativa, hasta que al fin gané un concurso no tan importante, con un relato erótico titulado Delirios.
Aquel día, al anunciarse el nombre y seudónimo del autor creí flotar. Avancé al podio, recibí el galardón y en medio de la excitación dije unas palabras que no recuerdo.
Ignoro las dificultades para publicar en otras tierras, pero lo que es en nuestro país, no existe un mercado del libro. Las editoriales son unidades adscritas a entidades presupuestadas estatales. Una editorial provincial solo publica alrededor de 20 títulos al año, de ellos, cerca de la mitad son de contenido político, el resto lo ocupan autores consagrados. Es realmente difícil. Por eso ganar un concurso literario es la vía más expedita, pero todos los escritores saben que
independientemente de la calidad que pueda tener una obra, obtener el premio es como sacarse la lotería.
Meses después obtuve primera mención en un encuentro de talleres literarios, y al siguiente y actual año repetí la primera mención con otro cuento.
A raíz de la pasada feria del libro se publicó mi ópera prima Delirios. Y unas semanas después pude cobrar la remuneración por mis derechos de autor, $1425 pesos que alcanzan para muy poco, pero es algo para empezar. El primer refrigerio en esta carrera de resistencia.
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