Entre el avión y la nevera

Por Pedro Pablo Morejón

The Consolacion del Sur cemetery.

HAVANA TIMES – Me levanté el 7 de enero como cada amanecer.  No siempre duermo en casa, pero cuando lo hago, mi madre, que tiene el sueño ligero, me siente y se levanta a preparar mi desayuno.

Ese día demoró más de lo habitual. Alguna que otra vez sucedió y por eso no le di gran importancia. Al rato, cuando era evidente la demora, fui a su cuarto. Entonces sentí una mezcla de profundo dolor y miedo. Estaba rígida, fría, muerta… Tengo la imagen de ese momento grabada en la mente como un tatuaje. Nunca lo olvidaré.

A los pocos minutos la casa se llenó de vecinos. Mi conciencia, alterada por el choque, poco a poco fue aceptando la realidad. Un médico se personó para certificar la defunción: trombo embolismo pulmonar. Solicité la necropsia. Mi hermano, que está en Venezuela y tenía vuelo para las 9:00 pm del día siguiente, merecía verla antes de ser sepultada.

Tuve que acopiar valor para desnudarla, lavarla un poco y vestirla. Una vecina me ayudó. Llamé a la funeraria de Pinar del Río y no había espacio en la nevera para congelarla. Del otro lado de la línea, la voz que me escuchaba sugirió que llamara a San Cristóbal. Allí no existía nevera.

Seguí llamando, tocando puertas, explicando que mi hermano quería verla antes del entierro, que era un colaborador de la Salud prestando servicios en el extranjero. Funeraria de San Antonio de Los Baños, en Mayabeque; funeraria de Arroyo Naranjo, en La Habana; funeraria de Calzada y K, en el Vedado. Sin resultados.

-Haz todo lo que esté a tu alcance, quiero ver a mi madre-me decía mi hermano.

Al mismo tiempo, por una mala coordinación salí de la morgue del hospital León Cuervo sin obtener la necropsia (procedimiento indispensable para preservar el cadáver durante el mayor tiempo posible) 

– No somos competentes. Atendemos solo casos de la parte occidental de la provincia. Eso pertenece al hospital Abel Santamaría-nos dijeron.

De inmediato, me dirigí con el chofer del carro fúnebre a la morgue del otro hospital.

-Nosotros no hemos recibido la orden de la funeraria de Consolación- alegaron.

Estaba desesperado. Ya eran cerca de las 11:00 am y yo allí, con mi madre inerte en el ataúd, sin saber qué hacer.

-Quiero ver al jefe de Servicios Necrológicos- exigí.

-Ella está reunida-respondieron.

Decidí caminar por el pasillo aledaño y mirar a través de las persianillas. Y la vi tal como la describieron. Empujé la puerta principal y la abordé. Me escuchó educadamente para decirme al final que ya no se podía practicar la necro. Era alrededor de la 1:00 pm y por el certificado de defunción llevaba más de seis horas fallecida. Ya no pude mantener la serenidad y reaccioné brusco, dolido.

Con impotencia y lágrimas en los ojos le hice saber a mi hermano que nada se pudo hacer. Él lo aceptó resignado.

Al rato me dice la doctora que la van a preparar, a ver si así puede conservarse por un poco de tiempo. Tuve que desnudarla nuevamente, esta vez solo. Fue doloroso ver a mi madre en ese estado, fría, con la piel llena de manchas, en el proceso irreversible de la muerte.

Llegamos a casa poco antes de la 4:00 pm. Al siguiente día la enterré en ausencia de mi hermano. A pesar de la preparación el cadáver no aguantaba más. El vuelo había sido cancelado ese día y, por tanto, no pudo llegar. Yo había insistido en que es un colaborador, había llamado, incluso, a la oficina que los atiende.

Y por supuesto, sé perfectamente que el interés personal de un simple cubano no es prioridad para el Estado, no importa cuán “integrado” se encuentre. Como también comprendo que si se hubiese tratado de un interés político o de la progenitora de un “pincho” habría nevera, vuelo y lo que hiciera falta.

Ahora, una semana después, continúo esperándolo, mientras permanece varado en Caracas, esperando un avión que lo haga llorar en paz.

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Opinión
  • Segmentos

El Estado cubano no tiene nombre de mujer

Creo con seguridad que en este tiempo el Estado cubano se ha quitado finalmente la…

  • Cuba
  • Opinión

De la disidencia a la oposición: el camino a Villa Marista

Villa Marista simboliza cómo el régimen cubano percibe la disidencia: un virus que debe erradicarse...

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.