Arreglando la luz de mí barrio

Osmel Almaguer

HAVANA TIMES — La Empresa Eléctrica les está cambiando las líneas a todas las casas de la cuadra, pero a raíz de varias explosiones ocurridas durante el trabajo, varias lámparas se han fundido, incluso a una señora se le rompió el televisor. En mi casa, por ejemplo, tendremos que comprar un nuevo tubo fluorescente y un encendedor.

No sé por qué tuvieron que esperar a que las instalaciones eléctricas estuvieran en un estado tan deplorable, pero ya que resolvieron arreglarlas, el hecho merece un aplauso, porque pudo haber sido peor.

Ahora, tampoco sé de qué manera trabajaron para que sucedieran tantas explosiones, y con ellas la rotura de algunos electrodomésticos. En este caso, el buen accionar gubernamental se ve empañado por la negligencia individual, si bien dicha “negligencia” pudiera, razón que creo discutible, ser asociada por algunos a la responsabilidad estatal.

También creo que siempre la última decisión va a pertenecer a la persona. No se debe estar culpando a agentes externos de nuestra suerte, y mucho menos de las decisiones que tomamos.

Si soy negligente en mi trabajo, no se debe a que la vida esté difícil y a que a dondequiera que llegue me maltraten, sino a que yo mismo he decidido no creer en que mi trabajo puede mejorar mi vida y la de los demás.

Como casi todos hemos estado pensando así, la percepción de la vida es mucho más cruel que los problemas objetivos por los que atravesamos.

Ahora, imaginen que una mañana todos los cubanos nos ponemos de acuerdo y cada cual cumple bien con sus responsabilidades, se entrega a su trabajo, le pone un poquito de amor a lo que hace. Los resultados serían sorprendentes.

Si los que venden el refresco de pipa no le echaran tanta agua, podrían incluso subir un poco el precio y así el pueblo tomaría un buen refresco. Me consta la calidad con que el Estado lo envía. Lo mismo sucede con la cerveza de pipa y con el ron del “punto”, que son opciones para el que no tiene los cuc que cuestan en las shopping.

Claro, sería bueno que los vendedores cobraran de acuerdo a las ventas para que no tuvieran necesidades tentadoras.

No se trata, como siempre digo, de defender o atacar a nadie. No estoy tratando de tapar las abundantes manchas que tiene nuestro sol, pero como a veces sucede, las lágrimas no nos están dejando ver las estrellas.

¿Mi consejo? Sal mañana a la calle y trata bien a todo aquel que se cruce contigo. En tu trabajo, entrégalo todo, deja a un lado el resentimiento y la frustración que hemos estado rumiando durante todos estos años, y aunque no caiga un peso en tu bolsillo, disfruta de un beso, que es más importante.

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