Una “Conducta” que no merece tanto

Kabir Vega Castellanos

De la película “Conducta”.  Foto: letrajoven.wordpress.com

HAVANA TIMES — Aunque estoy bastante decepcionado del cine cubano, tras oír un montón de comentarios positivos acerca de la película “Conducta”, vencí mi resistencia y la vi.

El comienzo es prometedor, el debut de Armando Valdés Freyre es lo más convincente del filme, se dicen algunas verdades y el final quedó muy bien. Ahora, eso de que es “lo mejor después de 15 años de cine cubano” me parece más que exagerado. Creo que el filme tiene sus aciertos pero también una gran cantidad de fallas.

Se me hizo desagradable el jueguito político mostrando a una trabajadora social y el policía tan preocupados por Chala, es una mentira demasiado conveniente y complaciente. Luego tratan de insertar un chispazo de realidad insinuando que la policía es corrupta y arresta al oriental para que éste, en su desesperación los soborne y así sacarle algo.

Absurdas una serie de escenas como la de las “pocetas”, Chala le rompió la nariz al chiquillo y éste decide resolverlo en una competencia, en lugar de planear una venganza. En ese tipo de ambiente lo más normal habría sido caerle en pandilla. Por otro lado no tiene sentido que agarren a Chala y al otro que nadaba con él no le pase nada.

Otro detalle que no me trago es la “escuela de conducta”. Un amigo mío que estuvo en una de ellas me contó que los primeros días tuvo que fajarse con uno que lo provocaba y le ganó; el adversario en venganza le pagó a otro para que le diera una golpiza.

Mi amigo no pudo con ese contrincante y acabaron con él. Entonces cogió un tubo de hierro y mientras el muchacho dormía lo golpeó con tanto ensañamiento que tuvieron que llevarlo al hospital. La “escuela de conducta” de esta película, es una escuela para santos.

Y hay otras tantas situaciones inverosímiles, además de que el tono melodramático le resta fuerza a muchas escenas. El ambiente en la escuela no está actualizado, no se notan las diferencias de clases como sí se ven en las primarias de Cuba: por las mochilas, los zapatos de marca, las meriendas caras, los celulares y MP3. Por otro lado, el MP3 que ponen en un momento parece sólo para que Chala salga a defender a su chica como buen caballero porque a ella nunca se le ve usándolos en la película.

El que Jenny, para liberar el dolor por el niño muerto, coloque la estampita religiosa en el mural, se nota que es un pretexto para sacar el tema de los prejuicios religiosos. No conozco un solo niño que tenga sentido de pertenencia con el mural de su aula.

La película trata de reflejar la realidad de Cuba, pero por qué no ponen cómo hasta los mejores compañeros y amigos te traicionan cuando ven su puesto en peligro. Eso es lo normal aquí, sin embargo a Carmela la apoyan hasta el final. Tampoco se ve a nadie tratando de ascender por méritos políticos.

Y para rematar, expulsaron a Carmela en un momento en que hay tanto déficit de maestros que a éstos se les perdona prácticamente todo. Mi profesor de secundaria era alcohólico y bebía hasta dentro del aula. Todos los alumnos sabíamos que escondía la botella en una caja de leche y se daba un buche en cada oportunidad, tenía siempre aliento etílico y los ojos enrojecidos.

Un día en unas de sus borracheras le dio por la cara a dos alumnos que no eran ni de su aula. ¿El castigo? Una ligera sanción que le obligaba a ausentarse por sólo tres meses.

En fin, que “Conducta” es demasiado ingenua para la Cuba real.

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