Mecánico de lavadoras por cuenta propia

Jorge Milanés Despaigne

HAVANA TIMES — Mateo reparara viejas lavadoras rusas, marca: “Aurika”. Con esto se ha ganado la vida desde que llegó a La Habana, impulsado por la necesidad de mejorar económicamente.

Al principio trabajaba clandestinamente, pero a raíz de la nueva política económica, obtuvo su licencia de cuentapropista.

Ahora le va muy bien y no da abasto de clientes.

“Hace unos días una empresa me contrató para que reparara siete lavadoras viejas comerciales, por un pago en CUC muy tentador, era la primera vez que me enfrentaba a este tipo de tecnología; no obstante, acepté.”

En quince días, con mucho trabajo, dejó las maquinas funcionando. Así que le propusieron una plaza fija para el mantenimiento de otras máquinas de la misma empresa, ubicadas en diferentes establecimientos a lo largo de toda la provincia. Aún no se decide. Cuando viene a casa se pone a enumerar pros y contras:

“Me gusta mi trabajo actual. En él me siento suelto y atrevido; aunque ahora tengo mucho trabajo, pocas experiencias se igualan a la de manejar la bici rumbo al trabajo, sintiéndome libre, llegar luego a casa cuando quiera.

“Además, y como elemento más importante, están los trabajos gratis que hago mensualmente para los ancianos que no tienen como pagar la reparación, no solo de sus lavadoras, sino también de otros equipos. Eso me da prestigio en la comunidad y cierto grado de satisfacción. ¿Qué tú me sugieres?”

Me sentí orgulloso de conversar con alguien de tan alto grado humano. Ojalá y otras personas con negocios hicieran lo mismo.

“Yo sé que tener un empleo seguro es importante, pero lo que has estado haciendo también lo es,” le dije. “Creo, debes negociar con la empresa para llegar a un acuerdo entre tu trabajo por cuenta propia y el de ellos, si así lo deseas. Si no, te quedas donde mejor te sientas.”