La santería en los designios del mercado

Jorge Milanés Despaigne

HAVANA TIMES — Consorcio Multinacional Religioso Santería, es como suelo llamar a
esta práctica religiosa hoy, que se encuentra bajo los designios del mercado en Cuba y más allá.

Ha sido herencia espiritual afrocubana, concebida para mejorar el estado de salud de los enfermos, pero que, desde un tiempo acá, se inserta entre las empresas de mayor rentabilidad económica. Es
absolutamente el lado opuesto de su propia esencia espiritual.

Se hacía en primer lugar por salud, tanto física como espiritual. La ropa que usaban -y usan durante el yaboraje- era y es blanca, sencilla con la diferencia de que en la actualidad, la gran mayoría de estos casos las telas, collares, zapatos, y todos los atuendos que acompañan
a este ritual tienen que ser, de primera calidad, según el precio del mercado y el convenido para el ceremonial.

¡Esta situación me ha puesto a pensar!, porque aquellos negros del pasado no pagaban las sumas de dineros que hoy exigen los que se dedican a esta empresa, convirtiéndose en grupos referenciales económicamente y, dejando en opiniones diversas, los preceptos de esta
religión.

No pocas personas tienen la necesidad espiritual de practicar y sentirse protegido por algo tan esencial que forma parte de nuestra cultura y tradición afro, inaccesibles en muchas ocasiones, por los criterios del escenario mercantil.

¡Pobre de aquellos que necesiten los servicios de esta empresa! Ya sea por salud  -como fue al principio-, y no trabajen en turismo o en bodegas, no reciban alguna remesa del exterior, o trabajen en algún almacén que les permita vender por la izquierda cualquier cosa, hasta reunir dinero para “salvar sus vidas”.

Con esas posibilidades económicas tendrán una ceremonia de lujo, el pago del derecho y a todas las personas que participan en esto. Luego, usarán las ropas caras de Iyawo, como las que hoy se llevan puestas y apreciamos por cualquier lugar. Pudiera parecer paradójico, pero…, entonces…, solo entonces…, “quedarán impunes” ante cualquier tipo de ilegalidades, aunque ellos mismo las hubieran cometido.

¿De qué tipo de ofrenda religiosa puede hablarse en estas circunstancias, con una fe marcada por acciones delictivas? ¿Son tales los sentimientos que, tradicionalmente, han inculcado aquellos cuyas creencias son dignas de respeto? Los religiosos verdaderos se distinguieron siempre por la humildad, la honradez y el amor infinito profesado a las deidades. La fe verdadera no se prostituye, aunque así lo marquen los designios de un mercado, también prostituido.