Cualquiera es albañil

Jorge Milanés Despaigne

Albañil. foto: ecured.cu

HAVANA TIMES — Aquí cualquiera dice que es albañil. Basta que tengas algunos materiales de la construcción en casa y enseguida aparece el ofrecimiento de muchos para hacerte el trabajo.

“Si necesitas algún albañil, cuenta conmigo”, me dice un vecino que se mudó recientemente para mi cuadra.

La propuesta es buena; solo que no he tenido tiempo de ver la calidad de su trabajo como albañil. Quizás es el mejor del mundo, pero como decía mi abuela, “vista hace fe”.

Busca trabajo, obviamente, ¿pero, qué precio tengo que pagar por “trabajo”, tan espontáneo?… No lo sé.

Una gran cantidad de albañiles, con muchos años en el oficio, trabajan por cuenta propia   – debidamente autorizados, y otros tantos, que no lo son, también. Estos últimos no tienen licencia, dependen de las recomendaciones dadas por amistades o, por el riesgo que usted corre al contratarlos, si antes no los ha visto trabajar.

Si tiene la posibilidad de verlos “en acción” en alguna casa y decide asumirlos, porque le gusta la validad de lo que hacen, ¡felicidades! Pero le aseguro que ni aun así, no puede confiar, porque corre el riesgo de que gran parte de los materiales de construcción sean vendidos.

“Sabes que el otro día empecé a sospechar del albañil que me está trabajando en casa”, me dice Sainy la vecina, quien tiene la casa en proceso de reconstrucción, igual que la mía.

“Llegué a disgustarme tanto por algunas cosas que no vi claras, que no pude más y le dije que se fuera…, y por la tarde logré confirmar mi sospecha de la siguiente manera: Un señor llegó a la casa y me dijo que venía a buscar los 10 ladrillos que el dueño le había propuesto. Agregó que en el momento del ofrecimiento no tenía dinero, pero le había solicitado que se los guardara y ahora venía a recogerlos. Yo le miraba justo a la cara, mientras él describía al albañil que tenía trabajando en casa.”

“¡Te digo esto para que estés preparado, y no te pase lo mismo que a mí!, me alertó.

Este es un caso pero hay miles de personas que, ni cuenta se han dado de las pérdidas de sus materiales, después de comprarlos en el rastro y llevarlos a la casa: se pierden delante de tus narices. Por suerte ella intuyó el robo. Pero… ¿logró saber si anteriormente le había vendido otros?

Ya sé que tengo que estar muy alerta porque la experiencia de mi vecina y la propuesta del otro son elementos suficiente para poner mis bardas en remojo.

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