Si quieres sembrar una Ceiba

Isbel Díaz Torres

Por primera vez he sembrado semillas de Ceiba, y estas han retoñado. El procedimiento es muy sencillo, y deseo compartirlo con los lectores.

Este verano ha sido la oportunidad en Cuba para quienes desean obtener su propia planta de Ceiba. No sé si conocen que este árbol florece cada cuatro años, y este 2010 fue una de esas oportunidades. De modo que quienes no obtengan semillas de esta temporada, tendrán que esperar hasta el 2014.

Las semillas de Seiba son bien conspicuas, pues cada una de las miles que produce el árbol genera unos “pelos” muy finos, claros, que forman una especie de mota de algodón muy liviana.

Este es el mecanismo que desarrolló la especie para trasladar sus semillas grandes distancias, valiéndose de la fuerza del viento.

Es por eso que cuando una Ceiba ha florecido y producido frutos y semillas, es detectable desde bien lejos. Cuando la vez, parece como si hubiera nevado en ese sitio, pues la “lana” de las semillas lo cubre todo. En el interior de esa “lana” se encuentra la diminuta semilla que es redondeada, parda oscuro, y dura.

Mi recomendación es recoger tantas semillas como sea posible. Yo colecté en el Puente Almendares unas 1400 semillas provenientes de una sola Ceiba en junio de este año. El proceso no me tomó más de 30 minutos. De más está decir que puedo regalar semillas a quienes deseen sembrarlas.

Despojadas de la lana, se deben colocar en un recipiente con agua, y dejarlas allí durante tres días. Aún cuando me recomendaron cambiarle el agua hasta dos veces cada día, mi experiencia fue que mientras menos moví el recipiente, colocado en un lugar oscuro, mayor fue el posterior éxito en la germinación.

Al cabo de los tres días deben prepararse varias bolsas de plástico con tierra y se coloca una o dos semillas en cada bolsa. Para un resultado óptimo lo recomendable no es presionar la semilla contra la tierra, sino abrir un agujero de 3 cm de profundidad con el dedo, colocar la semilla en el  fondo y cubrir con tierra.

Colocar las semillas en un lugar con sol y regar diariamente. La plántula debe aparecer en menos de tres días. Al menos así me sucedió a mí, y me sentí dichoso como un padre al ver mis ceibitas empinarse hacia el cielo.