Putin: líder mundial de la homofobia viaja a Cuba

Isbel Díaz

Vladimir Putin. Foto: wikipedia.org

HAVANA TIMES – El presidente ruso Vladímir Putin, quizás el más poderoso líder homófobo de este planeta, será recibido con bombo y platillos en La Habana este viernes, cuando se entrevistará con su homólogo, Raúl Castro.

¿Habrá alguna forma de extender una recomendación del gobierno cubano al país euro-asiático, a favor de las víctimas de la comunidad LGBT de ese país? ¿O las leyes de la diplomacia impiden tal atrevimiento? ¿Y quienes integramos la sociedad civil de esta isla, podremos hacerlo?

Lo cierto es que Rusia se ha convertido en paladín de retrógradas reformas legislativas que coartan las libertades de sus ciudadanos en pos de unos supuestos “valores tradicionales”, que ha querido incluso exportar al resto del mundo.

En 2012 el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó un proyecto de resolución denominado “Promoción de los derechos humanos y las libertades fundamentales mediante un mejor entendimiento de los valores tradicionales de la humanidad”, promovido por la delegación rusa, que recibió el rechazo internacional de luchadores por los derechos humanos.

Por esas fechas las célebres integrantes del grupo ruso feminista PussyRiot, fueron a prisión por criticar a Putin en la catedral moscovita del Cristo Salvador, donde cantaron una “misa punk” en su contra.

Por este lado del planeta creemos comúnmente que los latinoamericanos somos especialmente machistas y homófobos, pero lo cierto es que en Rusia la homosexualidad aun es considerada “moralmente inaceptable” por buena parte de la población.

Tal postura ha sido respaldada por la Duma rusa, al aprobar en 2013 una controvertida ley para prohibir cualquier tipo de “propaganda homosexual” en todo el país, normativa que ya estaba en práctica desde 2012 en San Petersburgo y en otras nueve regiones de Rusia.

Pussy Riot. Foto: Igor Mukhin / wikipedia.org

La ley pretende “proteger a los niños”, pues “la propaganda de la homosexualidad ha adquirido una gran fuerza en Rusia”. Más adelante asegura que “La familia, la maternidad y la infancia en su concepción tradicional (…) representan los valores que aseguran el relevo generacional ininterrumpido” y por ello, “necesitan una especial defensa por parte del Estado”. Hay que defender a los niños “de los factores que influyen negativamente en su desarrollo físico, intelectual, psíquico, espiritual y moral”, dicen los promotores.

Para Nikolai Alexeyev, conocido activista defensor de los derechos gay en ese país, la ley significa que todo, desde eventos hasta pancartas que promuevan los derechos gay, serían prohibidos y sus organizadores serían multados. También podría implicar que las personas LGBT serían procesadas simplemente por ir de la mano en la calle, o besarse en público.

Alexeyev presentó en 2012 una demanda para anular una normativa del ayuntamiento de Moscú que prohíbe las marchas pro gay en la capital rusa durante los próximos 100 años, pero el principal tribunal moscovita confirmó la prohibición.

Los crímenes de odio, las violaciones, son noticias comunes en la prensa rusa, gracias a este espaldarazo dado por el gobierno a los homófobos, mientras los activistas LGBT son golpeados en las calles cuando se manifiestan, y también arrestados por la policía.

Todo esto me preocupa gravemente. Los deseos de “asegurar el relevo generacional ininterrumpido” también está presente en nuestros políticos, inquietos por el envejecimiento poblacional en la isla, la baja natalidad, y (sin que lo digan) por la emigración definitiva de jóvenes de ambos sexos en sus edades reproductivas.

Me preocupa porque la idea de que “la propaganda de la homosexualidad ha adquirido una gran fuerza” también se expresa constantemente en nuestras calles, en los blogs pro-religiosos escritos desde Cuba, en los comentarios de quienes saben de la pequeña conga multicolor que por unos minutos pasa por tres cuadras en la calle 23 cada mes de mayo.

Todo ello, a pesar de que en la práctica el gobierno cubano ha ignorado por años la propuesta de modificación del Código de Familia que reconoce al menos parcialmente las uniones entre personas del mismo sexo, y de que no existen leyes sustantivas que nos proteja a la personas LGBT de la discriminación.

¿Escuchará nuestro gobierno las iniciativas homófobas de la potencia asiática, o por el contrario, Raúl Castro le regalará a Putin algunos plegables instructivos de los que produce el Centro Nacional de Educación Sexual? Sería bueno saberlo de antemano.

El líder neonazi ruso Maxim Martsinkevich, torturador de gays de Rusia antes de su arresto en Cuba. Foto: bilerico.com

También ¿alguien? podría contarle a Putin cómo en enero de 2014 las autoridades cubanas capturaron al líder neonazi ruso Maxim Martsinkevich, torturador de gays de Rusia y otros países de Europa del Este. Este Martsinkevich era líder de un grupo de extrema derecha llamado Format18 y de la organización Occupy Pedofilia, que desde 2011 se dedicaba a torturar y humillar a jóvenes homosexuales, además de promover el racismo.

No hay que tener dos dedos de frente para ver la correlación entre este auge de grupos extremistas en Rusia, y los reaccionarios movimientos de un gobierno que desconoce los avances democráticos en esta área a nivel global, y con suficiente poder económico como para ignorar leyes internacionales, incluso la Carta de Derechos Humanos.

Cuba ya recibió hace pocos años al impresentable presidente de Irán, nación donde jóvenes LGBT son ahorcados por el simple hecho de expresar su amor. Ninguna condena a esas prácticas y leyes fue emitida desde el gobierno o la prensa cubanos; tampoco desde las instituciones estatales que en Cuba luchan contra la homofobia y la discriminación.

¿Será de nuevo igual? ¿El Granma hablará del “cariño” que sentimos en Cuba por Putin? ¿Serán convocados los CDR para aclamar en las calles al millonario ruso responsable de tanto sufrimiento a seres humanos dignos de esa nación? ¿Será posible tanta incoherencia?

¿O es que ese viejo slogan de que los principios no son negociables ya ha quedado descontinuado para las élites políticas de Cuba?

Los rejuegos de la diplomacia, las trampas del dinero, las alianzas geoestratégicas, las deudas condonadas, las afinidades de diversa índole, son quienes gobiernan aquí, no nos llamemos a engaños.

No por gusto en abril de este año Raúl Castro y el ministro del Interior de Cuba se reunieron con el Presidente del Comité de Investigaciones de Rusia, y a finales de ese mismo mes el mandatario cubano recibió al ministro de Asuntos Exteriores de la nación euroasiática.

Algo cocinan a puertas cerradas, mientras la prensa en la isla dice que se reunieron para “repasar el magnífico estado de las relaciones bilaterales”. bertacasanas@cubarte.cult.cu

No obstante, algunas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales en Cuba, miramos con suspicacia… y con el ceño fruncido.

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