Al Servicio Militar: ni mujeres ni hombres

Irina Echarry

Mujeres en el Servicio Militar cubano. Foto: juventudrebelde.cu

HAVANA TIMES – Naomi no está tranquila ni un segundo: cruza la calle de un lado a otro, improvisa aventuras con las amiguitas, se contornea al compás de la música del vecino, se maquilla desde los dos años, es una líder natural que aglutina en torno suyo a los demás niños de la cuadra.

La madre, una maestra de segundo grado, me dice: tengo unas ganas de que crezca y ver si entra en el Servicio y luego en la vida militar para que se reforme, ella necesita mano dura…”. Solo escuchar la frase me angustia, imaginar a Naomi con la seriedad de un uniforme verde olivo…

Parece increíble, pero a estas alturas todavía hay padres que incitan a sus hijos a entrar en el ejército. Y el gobierno también lo hace. A principios de marzo el Ministerio de Educación Superior (MES) anunció las diferentes opciones de este año para entrar en la universidad.  A las ya conocidas se sumó la “ventaja” para las muchachas que escojan el Servicio Militar Voluntario: sería solo un año, tendrían derecho a las carreras universitarias del curso diurno, y se priorizaría la carrera que ellas deseen solo deben aprobar los exámenes de ingreso, sin tener que preocuparse por el escalafón.

Como es lógico, el anuncio tuvo repercusión en los medios, tanto los oficiales como los independientes. En unos se resaltó la labor de la mujer en las FAR, los beneficios que se obtienen al ingresar en sus filas y el honor que representa. En otros se especuló sobre la real intención de esta medida: ¿será para evitar la prostitución en edades tempranas?

La Casa de orientación a la Mujer y la Familia también, entre las opciones de superación que ofrece a las más jóvenes que por alguna razón están desvinculadas de la vida estudiantil, contempla esa del Servicio voluntario. Si no has logrado terminar el pre, durante ese año de Servicio podrías recibir las clases para nivelar y alcanzar el 12 grado, luego, directico a la universidad.

Yo estoy en contra de los ejércitos. Digo esto y ni siquiera tengo respuestas para: ¿y qué hacemos en caso de una guerra, dejamos que nos invadan sin defendernos? O para estos argumentos: Los ejércitos no solo sirven para la defensa, también evitan las guerras y, bien intencionados, pudieran controlar el caos mundial.

En el actual estado de cosas, entiendo que incluso en un país con tantas escaseces, muchos prefieran seguir desviando una enorme cantidad de dinero para mantener el ejército. Las personas que me rodean ni se detienen a pensarlo, es algo que desde que llegamos a este mundo aprendemos como natural.

Ok, existe y la mayoría lo aprueba. Pero lo que sí causa rechazo, aunque también es visto como algo que hay que pasar, es la obligatoriedad del Servicio Militar para los hombres. Son pocas las madres que de verdad desean eso para su hijo. Unas porque lo consideran muy joven todavía para separarse de él, otras ven como un peligro la entrega de armas a adolescentes, y muchas lo consideran una pérdida de tiempo en la formación profesional de su hijo.

El rechazo también está de parte de los muchachos. A los argumentos de las madres, ellos suman la rigurosidad de una vida militar por la que no sienten ninguna identificación, el maltrato de los superiores, y la humillación si eres “flojito”. Aún así, nadie se cuestiona la permanencia de esta ley de obligatoriedad. Cada año, al llamado del Servicio, se instala la tristeza en miles de familias cubanas.

Varios de mis amigos se hicieron pasar por “locos” para recibir la baja militar, y lo lograron.  Locos están los que no hacen nada, me decía uno.

Hace un tiempo alguien me proponía luchar por incluir a las mujeres en esa obligatoriedad, como una muestra de activismo feminista. Su decisión venía avalada por algo así: si de verdad deseo la igualdad para hombres y mujeres, tiene que ser en todos los campos posibles.

Se abusa bastante del término igualdad; pero sigamos en esa línea. Sí, es cierto, quiero esa igualdad, pero es evidente que los hombres no son bien tratados, ¿no será mejor abogar por eliminar la obligatoriedad y que el paso por el Servicio Militar sea voluntario? O sea, que la situación de los hombres se iguale a la nuestra.

Durante ese período los muchachos refuerzan las actitudes machistas; reafirman las jerarquías, pues se involucran más en las cadenas de ordeno y mando, respondiendo a la tradición de respetar autoridades externas, y se alejan aún más de quienes son realmente; son entrenados para matar; y muchos sufren por no poder salir de esa situación de hacinamiento y gregarismo. Una gran cantidad de jóvenes cae en depresiones profundas e incluso algunos intentan quitarse la vida en el Servicio. 

No quiero algo así para Naomi ni para otra muchacha. No quiero que ninguna mujer sea abusada. La lucha debe ser también porque ningún hombre lo sea.

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