Otro capítulo oscuro

Francisco Castro

Roberto Zurbano

HAVANA TIMES — Luego de 54 años de la Revolución en el poder, durante los cuales se vivió en Cuba, como en ningún momento de su historia, los cambios más radicales, tanto positivos como negativos, hemos comenzado a echar una mirada crítica y constructiva a los desaciertos llevados a cabo por el Gobierno que Fidel Castro puso en manos de su hermano Raúl.

Sin embargo, en pleno desarrollo de la nueva revolución dentro de la Revolución, perduran los tan mencionados y combatidos “rezagos del pasado”. Esta vez, se trata del pasado que es la mismísima Revolución de 1959, cuando cualquier mención de un criterio en contra de algún aspecto de ésta, era reprimida en nombre del prestigio intachable fomentado ante la opinión internacional.

Algo que se convirtió en un “vicio dañino”, a causa de su larga puesta en práctica, y que fue severamente criticado por el presidente Raúl Castro, quien alentó a los cubanos a decir la verdad, “sin miedo a represalias”, para ayudar a enderezar lo que por tanto tiempo creció torcido.

Me refiero al episodio de destitución del ensayista cubano Roberto Zurbano, de su cargo como director del Fondo Editorial de Casa de las Américas, una de las casas editoriales más prestigiosas del país, que publica el premio literario que otorga esa institución cada año.

La decisión llevada a cabo por el gobierno, fue tomada a raíz de sus críticas sobre el racismo en Cuba, según informa Diario de Cuba.

Ninguno de los fragmentos publicados por Diario de Cuba, de las opiniones del ensayista, me parecieron alejados de la realidad, y sí valientes, acorde con la petición de honestidad constructiva hecha por Raúl Castro.

Para nadie es secreta la existencia de discriminación en Cuba, a pesar de los programas y campañas realizadas en favor de su eliminación. Veladas o abiertas, las exclusiones de las minorías son prácticas diarias, muchas de las cuales son llevadas a cabo por “un poder que los individuos que lo ejercen son incapaces de manejar con mesura”, parafraseando a Ingmar Bergman.

Específicamente el tema del racismo, en Cuba anclado al negro, resulta de una delicadeza especial. A estas alturas del partido, se mezclan oportunistas y extremistas con auténticos interesados en la lucha por su eliminación, muchos de los cuales verían sus intereses en peligro si eso ocurriera.

Mentiras, delaciones, zancadillas, puñetazos y chismes se suceden a la hora de destacar frente a los que pueden decidir premios y viajes. La lucha contra el racismo en Cuba no está exenta de ellos.

Ante tal estado de cosas, no resulta escandaloso hablar de que este gobierno ha sido “incapaz de superar” el racismo. Las cosas por su nombre.

Mi solidaridad con Roberto Zurbano, y con todos los que son reprimidos por su valentía al proclamar la verdad en la que creen honestamente, y luchan por un país más justo.

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