Erasmo Calzadilla
HAVANA TIMES, 8 feb — En el post anterior hice referencia a ese absurdo episodio de la historia política cubana en que tal vez no a punta de cañon pero sí en estado de shock la sociedad refrendó constitucionalmente su subordinación a una autoridad por encima de ella: el PCC.
Expuse que tal subordinación me parecía un desatino que a la nuestra y a otras generaciones le corresponde rectificar. Y nos va a costar caro pero no más que seguir en las mismas.
De eso trataba el post, sin embargo un grupo de comentadores (a los que agradezco su participación) asumió raudo que mi diatriba contra la partidocracia era una invitación al pluripartidismo.
Para ellos elaboré esta respuesta:
El llamado no es al pluripartidismo sino al autogobierno gestado desde abajo, mientras más abajo mejor.
Con autogobierno podríamos optar por cualquier variante excepto aquellas que cierran el futuro a las variantes.
La concentración de poder en manos del Estado, un partido o empresarios privados sería otra forma de clausurar el futuro.
No faltó entre los comentadores el intento de legitimar la PCCcracia amparándose en Martí y su esfuerzo por organizar un partido único, el Revolucionario Cubano. Los que acuden a ese pretexto no tienen en cuenta que:
Y eso es todo por ahora.
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