La tigresa del Caribe

Erasmo Calzadilla

El economista cubano Juan Triana

HAVANA TIMES — Juan Triana es un economista cubano del que se oye hablar en estos días de cambio; buen comunicador, preciso en su propuesta, implacable en sus críticas.

Escucharlo me genera una sensación casi metafísica: la idea de que no hay nada que inventar, el sistema es de suma cero y cualquier fantasía idealista se paga caro. Y es una sensación reconfortante luego de sufrir durante tanto tiempo la demencia totalitario-filantrópica de Fidel Castro.

Me gusta, pero hay un tema clave en el que discrepo diametralmente del sagaz economista: El Desarrollo.

Triana es un ferviente partidario y promotor del desarrollo económico que se verifica en el crecimiento del PIB.

Afirma el hombre que para lograr incorporarnos al tren de la economía global es preciso que nuestro Producto Interno Bruto sea similar al de los Tigres Asiáticos en sus mejores tiempos: por encima del 7%. Solo así lograremos repartir y reinvertir.

El problema es que a mí ese Crecimiento me suena a zanahoria en la punta de una vara. ¿Por qué?

Primero, porque se inserta en un paradigma de pensamiento económico donde los seres humanos (capital humano, le dicen) son un medio y no un fin. La felicidad, el Buen Vivir, las condiciones de vida de la gente quedan fuera de la ecuación si no infieren directamente en la producción de bienes y servicios cuantificables.

Fidel Castro nos impuso su idea de la felicidad y en la jugada sacrificó a la economía. Eso estuvo muy mal, pero hay que evitar que en la revancha sacrifiquemos al bípedo implume con tal de engancharnos a la locomotora China (o a cualquiera de las super-rápidas).

Segundo, porque a estas alturas del partido se sabe bien que el crecimiento económico exponencial (aunque sea al modesto 1%) es insostenible a mediano plazo. ¿No se ha enterado el economista que ya rebasamos el pico del petróleo y hasta a los más poderosos les está siendo difícil crecer? ¿No ha comprendido que el desastre ecológico global toca a la puerta?

Uno lo escucha y da la impresión de estar en los felices sesenta (momento de despegue de los Tigres Asiáticos) con el petróleo brotando cual manantial a la superficie, y el medio ambiente como los pulmones de un bebé.

Aun si la idea de crecer al 7% fuera exclusiva para Cuba, como una manera de recuperar el tiempo perdido, yo preferiría un proyecto económico más sano y generalizable; a riesgo de que se nos escape (hacia el precipicio) el tren de la economía mundial.

En fin, hoy les he hablado de Juan Triana, un economista que anda divulgando la buena nueva: “El Desarrollo está cerca. Arrepentíos de los pecados y haced grandes sacrificios. Primero entrará un camello por el ojo de una aguja que una nación miserable en el mercado global”. Con fervor aplauden los creyentes.

Y ahora os dejo con un pegajoso estribillo concebido por aquel reguetonero prehistórico que además era gran admirador de los Tigres Asiáticos: Candiman.

– ¿Quieres que te lleve a Singapur?
– Sí papi.

– ¿Quieres que te lleve a Singapur?
– Sí papi

– ¿Quieres que te lleve a Singapur?
– Sí papi.

– Si quieres que te lleve ven y toma mi yogur.

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