El neoliberalismo fracasó, pero insiste en lo mismo

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES — Se hace difícil comenzar a escribir sobre este tema porque le vienen a uno a la mente tantos casos, tantas informaciones, que no sabe por dónde empezar. Sin embargo, parece paradójico que con tanta información y tantos fracasos, el sistema capitalista siga insistiendo en utilizar la misma vía ya fracasada.

En América, por ejemplo, el país más desarrollado y poderoso: Estados Unidos, no ha dejado de insistir para que los demás países del hemisferio firmen tratados de libre comercio, que son lesivos para las naciones de menor desarrollo. Ahí están los casos de México y Colombia, cuyos campesinados se han visto arruinados.

Si Estados Unidos aplicara una política más inteligente, de buenas relaciones políticas y comerciales con todos los países de Latinoamérica, en lugar de considerarla su “patio trasero”, como declaró recientemente John Kerry, no habría perdido, como está perdiendo, las posibilidades de negocios con un área geográfica en desarrollo y que puede convertirse en unos pocos años en el bloque económico más importante a nivel mundial.

¿Por qué Estados Unidos no puede estrechar relaciones con América Latina, sin pretensiones de dominación, como lo están haciendo China, Rusia, y otros países? Las políticas de sanciones y de bloqueos, como la que se sigue contra Cuba, les hacen mucho daño a los países bloqueados, pero también le hacen mucho daño a Estados Unidos, tanto política como económicamente.

En el terreno político, sólo hay que ver las votaciones en la Asamblea General de la ONU, que año tras año vota casi unánimemente por la eliminación del bloqueo a Cuba.

En lo económico, Estados Unidos tuvo el pasado año 2012 un déficit  comercial de 727, 900 millones de dólares, mientras China tuvo un superávit de 231, 100 millones. ¿Cuánto tiempo puede mantenerse la economía de un país en esas condiciones? Hasta ahora se ha mantenido imprimiendo billetes y saqueando los recursos naturales de los países que se le subordinan; pero ambas cosas tienen un límite, y ese límite está cerca.

Por otro lado, China se ha convertido, desde el 2009, en el mayor exportador del mundo, mientras Estados Unidos es el mayor importador. Además China es el país que tiene las mayores reservas del mundo en moneda extranjera y es el mayor acreedor de Estados Unidos.

Si agregamos a esto que China se está convirtiendo en el socio comercial más importante para varios países europeos y que el volumen comercial de China es mayor que el de Estados Unidos, llegamos a la conclusión de que en muy poco tiempo el gigante asiático pasará a ser la primera economía mundial, dejando muy atrás a Estados Unidos, como ya dejó a Japón.

Estados Unidos tiene que acabar de entender que por la fuerza no se logran buenas relaciones, ni políticas, ni económicas; y que el excesivo gasto militar impide que al interior del país se pueda invertir en desarrollo humano lo que redundaría en una mejora para sus ciudadanos,  y que hacia el exterior se vea como el imperio, que sólo busca dominar al resto del mundo.

Si le agregamos a todo esto, que la India también superará a Estados Unidos dentro de unos pocos años, y que otros países emergentes van por el mismo camino, podemos concluir que sólo con un cambio de actitud hacia el resto del mundo, adoptando una política más amigable hacia todos los países y desarrollando las relaciones sobre la base de la igualdad entre todas las naciones, independientemente de su sistema político, podrá Estados Unidos mejorar su imagen y su economía.

Por el contrario, si mantiene el nivel de gastos militares y el deseo de gobernar al mundo por la fuerza, avanzará cada día más hacia la bancarrota, el descrédito y el colapso económico. Todavía puede haber tiempo, pero no mucho. Insistir en llevar adelante un sistema fracasado es de necios, y en Estados Unidos hay muchos hombres inteligentes, pero deben actuar con urgencia.