La próxima víctima

Erasmo Calzadilla

HAVANA TIMES — Llueven improperios sobre cada post que dedico al declive energético. Me han llamado delirante, catastrofista, aprendiz de Nostradamus, pesimista crónico, sensacionalista, Pol Pot caribeño, pobre diablo al que Fidel Castro le lavó el cerebro, discípulo de Diógenes el cínico, candidato a Andreas Lubitz y otros piropos por el estilo.

No me ofenden, y además los disculpo; comprendo que el trabajo de las agencias desinformativas ha sido arduo. ¿Lo dudan?, echen un vistazo al tratamiento del actual conflicto en Yemen.

Yemen está que arde; no hablo de crisis política, hablo de sufrimiento humano sin cuento.

Hace unos años los peakoileros vienen anunciando el inminente colapso de ese país. Pueden ver aquí un trabajo visionario de Gail Tverberg publicado en 2013 y otro de Javier Pérez posteado en The Oil Crash.

¿Cómo supieron los heraldos del declive energético quién sería la próxima víctima? ¿Una bola mágica o algún espía les suministra información secreta?

Nada de eso, se caía de la mata que Yemen estallaría antes que tarde; miren los datos y evalúen ustedes mismos.

  • País desértico (solo el 1% del territorio es irrigable)
  • con una población en crecimiento exponencial (se multiplicó por dos desde 1980, hoy cuenta con más de 24 millones de habitantes)
  • que necesita importar el grueso de los alimentos que consume (el 95% de sus cereales y el 82% de todos los comestibles).
  • frágil situación sostenida gracias a los dividendos reportados por exportación de petróleo (90% de los ingresos nacionales y 74% de los gubernamentales).
  • Y ahora el remate: desde principios de este siglo la producción de crudo cae en picada; en la actualidad apenas satisface el consumo interno.
  • Resultado: hambruna, crisis social, bancarrota del gobierno, ingobernabilidad y destape de viejos conflictos internos.

Pura dinamita concentrada. ¿Era difícil predecir la explosión? ¿Es tan complicado entender las razones?

Claro que no, sencillamente la cuenta no da; cualquier complejidad posterior tiene que partir de esta cruda realidad. Pero veamos la vuelta que le dan al rollo los grandes y no tan grandes medios de comunicación. Escogí dos ejemplos representativos, un artículo típico de la prensa occidental y otro de una agencia “alternativa y de izquierda”.

Irán podría iniciar una guerra de poder en la península arábiga (El Tiempo, marzo de 2015) hace una exposición detallada, objetiva y desideologizada de la situación en Yemen. Ofrece datos interesantes acerca de las sectas en pugna, alerta sobre el peligro de contagio a otros países del golfo, menciona los actores internacionales que apoyan a un bando u otro y evalúa las consecuencias de una escalada de violencia.

Yemen: ¿Conflicto religioso o intervención extranjera? fue publicado por Telesur en abril de 2015. La guerra es consecuencia -denuncia el artículo- de las maniobras de occidente en la región. EE.UU apoya militar y económicamente a ciertos grupos que le ayudan a controlar el flujo de oro negro; luego estos se independizan y muerden la mano que les dio de comer.

Los tiros a occidente que lanza este trabajo periodístico no alcanzan al sistema tecno-productivista en sí mismo, depredador nato e insaciable de energía. Y lo que más nos interesa destacar: gira en torno al tema petróleo pero ignorando olímpicamente el vínculo entre la crisis yemenita y el declive de su producción de crudo.

Esta niñita siria se rindió cuando un fotógrafo la apuntó con su cámara.

Estos artículos tipifican la manera en que la prensa de los países desarrollados y en desarrollo trata la crisis actual del mundo árabe. Lo adornan para que no parezca lo que es: un problema sin solución que tiene a varios países en terapia intensiva y amenaza la estabilidad global. No hay que ser tan crudo ¿verdad?, ¿quién quiere ver la bolsa desplomarse por un ataque de pánico?

La próxima víctima

Uno a uno irán cayendo los exportadores de petróleo que rebasen su cenit de extracción y no tengan otro respaldo. Los que ayer previeron el colapso de Yemen hoy señalan dos naciones en estado crítico: Nigeria y Venezuela. Ni falta hace decir que tras Venezuela seguiremos en fila india aquellos que mamamos de su teta.

Todavía estamos a tiempo de evitar lo peor, despertemos antes de que sea demasiado tarde. Los inocentes pagarán nuestro proceder irresponsable.

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