La libreta de Historia: soviéticos vs burgueses y nazis

Erasmo Calzadilla

HAVANA TIMES — En las vacaciones me encontré una libreta de Historia Contemporánea tirada en un nicho de basura. Pertenecía a un muchacho que cursaba el décimo grado.

En un post anterior expuse cómo el curso reflejado en la libreta enfoca los primeros años de la revolución soviética. Podemos llevarnos una idea de su línea ideológica advirtiendo que Lenin es mencionado catorce veces mientras que los soviets ni una sola. Muchos estudiantes egresan de las escuelas cubanas creyendo que soviético es solo un gentilicio.

En este post pretendo quemar todavía un poquito más con la libreta de historia, analizaré cómo esta aborda el auge del fascismo y la Segunda Guerra Mundial; luego dedicaré unas líneas al libro de texto.

La primera jugarreta del curso consiste en convencer a los muchachos de que el capitalismo de las potencias europeas y el socialismo soviético eran dos sistemas radicalmente diferentes, antagónicos e irreconciliables. Ambición, explotación y egoísmo por un lado; bondad, solidaridad y altruismo por el otro. Una vez consolidad la dicotomía procede a ubicar al fascismo y al nazismo (esos racistas, belicistas y criminales) como miembros de la familia capitalista; una familia no libre de conflictos pero cuyos parientes, en última instancia, se protegen unos a otros.

No importa que las Potencias del Eje practicaran un totalitarismo muy similares al de la Unión Soviética, no interesa que Hitler la haya emprendido contra los judíos en cuanto portadores del ideario capitalista (según los Protocolos de los sabios de Sión), llamara a luchar contra la “esclavitud de la renta”, desmontara el sistema democrático burgués y atacara con igual saña a capitalistas y comunistas.

No importa que los cientistas sociales no se pongan de acuerdo a la hora de clasificar al fascismo, para los diseñadores del curso de Historia Contemporánea la cuestión es mucho más sencilla: “fue la respuesta de la burguesía al socialismo, la expresión más inhumana y reaccionaria del sistema capitalista”.

Más fidedigno hubiera sido remarcar que en la Segunda Guerra Mundial litigaron los estados desarrollistas abocados a la expansión. En cuanto tal todos, incluida la URSS, se incluyen en la familia de los enemigos del verdadero socialismo, aquel que busca socializar los medios de producción y garantizar el control real de la sociedad por parte de los trabajadores y el pueblo.

La segunda gran estafeta gira en torno al acuerdo de no agresión y ayuda mutua subscrito por los soviéticos y sus “enemigos irreconciliables”.

El pacto Ribbentrop-Molotov solo se menciona una vez, de pasada y, obviamente, sin la menor referencia a la cláusula secreta relacionada con el reparto de Polonia y otros territorios europeos. Recordemos que hacia 1939, fecha en que se firma dicho documento, el nazismo ya se había destapado como criminal, racista y visceralmente antisocialista (sentido no pervertido de la palabra).

En su avance por los territorios que ocupan militarmente gracias al acuerdo, los soviéticos no se comportan mucho mejor que los nazis. La masacre de Katyn nos lo recuerda.
¿Y qué dice la libreta de historia al respecto? ¿Qué enseñan los maestros en escuelas cubanas a la altura del siglo XXI?

Léanlo ustedes mismos: “tras la muerte de Lenin, Stalin proclamó una lucha común contra el fascismo” “las hordas fascistas se lanzaron contra Polonia” “El 22 de junio de 1941 Alemania fascista atacó a la URSS violando el pacto de no agresión (única vez que se menciona) y sin previa declaración de guerra”.

El libro de texto (LT)

El libro elaborado para la asignatura Historia Contemporánea sí hace referencia explícita al Pacto pero lo justifica como estrategia de supervivencia: “a la Unión Soviética no le quedó más opción”, “así no tendría que luchar en dos frentes”, “de esta manera evitaba que las potencias imperialistas crearan un frente único antisoviético”…

El LT también menciona el Protocolo Adicional Secreto pero lo asume como una violación de los principios leninistas cometida por Stalin a espaldas del Partido Comunista.

Conclusión

El departamento ideológico del Comité Central del Partido controla directamente las asignaturas escolares con contenido político.

La función del curso de Historia Contemporánea es maquillar el socialismo de la URSS, presentarlo como el camino de la justicia y el bien. De esta manera van preparando el terreno para justificar nuestra incondicional adhesión.

Si para el cumplimiento de semejante objetivo hay que torcer “un poquitín” la Historia, eso no constituye ningún problema, siempre habrá ministros de educación, doctores en pedagogía, especialistas y hasta profesores dispuestos a mentir o a virar la cara cuando otros mienten. ¿Es que no quedan intelectuales y trabajadores de las ideas que por respeto a sí mismos y a su profesión se rebelen contra esta situación? Parece que no; el proceso de “selección natural” y adoctrinamiento generacional ha conseguido exterminar esa “raza”.

El Estado cubano se toma muy en serio el cuidado de los niños; sus admirables éxitos en esta esfera han sido reconocidos por la UNICEF. Lástima que con el mismo celo trabaje por adoctrinarlos, cosa que, hasta donde yo conozco, nunca ha sido reconocido por la UNICEF.

 

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