Erasmo Calzadilla
HAVANA TIMES — Cuando Syriza estaba a punto de ganar publiqué un post comentando lo difícil que les sería cumplir las promesas electorales. Aumentar salarios, brindar ayuda a los más necesitados, revertir despidos, rechazar el plan de austeridad de la Troika…, por esta línea iba el programa de la coalición de izquierda liderada por Alexis Tsipras.
Para lograr tan nobles propósitos la economía griega debía crecer de manera nada despreciable, pero crecer resulta casi un milagro en medio de la grave crisis que azota a los países del sur de Europa.
Los analistas que la consideran irreversible (a la crisis) por su implicación con el declive energético global, vaticinaron un negro futuro para Grecia y dieron en el mismísimo blanco. Si los políticos y el pueblo helenos hubieran escuchado sus augurios el camino hubiera sido distinto.
Pero no, apostaron a crecer y ahora les toca recoger el fruto amargo de su actuar errático e irresponsable. Hoy la economía griega yace en ruinas (corralito incluido), la izquierda luce un manchón en su expediente y la derecha (fascismo incluido) se frota las manos.
En pocos meses le tocará a España decidir el partido que gobernará durante los próximos años. Rezo porque gane Podemos pero con el desastre de su primo Syriza la cosa pinta fea.
Por cierto, también Podemos aspira al crecimiento económico exponencial.
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