Filósofo cubano conversa sobre la obsolescencia e inutilidad del comunismo

Erasmo Calzadilla

Alexis Jardines (d) el año pasado en Cuba.

A Alexis Jardines lo conocí en una sede universitaria, él era profesor de filosofía y yo entré después a intentar hacer lo mismo. Sus tesis me parecieron entonces y luego tan brillantes por un lado como opacas por otro. Se lo comenté una vez pero creo que no estuvo de acuerdo.

Hace poco Alexis emigró hacia los EEUU y no sé en qué circunstancias un profesor de la Universidad de la Florida: Gerardo Muñoz, le planteó una pregunta “bobita”:

“¿Es cierto que no haya nada rescatable del comunismo entiéndase esta palabra como idea central de la política en tanto la vida en común y hasta qué punto nuestra tarea no es justamente pensar conceptos y palabras que no intenten tomar prestadas realidades exteriores, sino que hagan posible un futuro otro de la nación?”

La extensa respuesta de Jardines ¿Redescubrimiento de la cultura? pude leerla en el informe del encuentro “Pluralidad e Ideología” que tuvo lugar en Estado de Sats.

Siempre cabe la posibilidad de que yo no haya entendido nada de nada, pero me parece que Alexis estuvo muy por debajo de su tremenda capacidad de análisis; y además políticamente hablando casi me duele. Por eso me he animado a revolverla y rebatirla un poco.

Voy a empezar trabajando con tres de sus propuestas y luego si veo que el tema interesa continúo con el resto de su texto.

Responde Jardines al profesor de la Universidad de la Florida:

“Comenzaré a desarrollar la respuesta a tu doble pregunta con una afirmación rotunda: no, no hay nada rescatable en el comunismo porque el mismo no pasa de ser una quimera, un ideal que no guarda relación con la vida ni con la estructura de ninguna sociedad concreta.”

Digo yo:

Imaginemos un eje donde uno de los extremos sea el comunismo llevado al colmo, la fusión (comunión) de las identidades en un ser impersonal, y el otro extremo un atomismo de las identidades, siendo cada ser una individualidad absolutamente diferente de los otros seres. Cualquiera que haya estudiado un poco filosofía, y Alexis lo ha hecho bastante, sabe que ni el Ser único donde todo se funde ni el atomismo extremo son posiciones sostenibles, la unidad y la pluralidad se complementan y no pueden existir una sin la otra.

Digámoslo en un lenguaje un poco más potable: ambos extremos (comunismo e individualismo) serían ideales inalcanzables por una sociedad real, y por eso mismo todas las sociedades realmente existentes son una combinación de esos dos polos. Unas más cargadas hacia el individualismo y otras con una dosis más fuerte de comunismo, en dependencia de la historia y de la manera en que se estabiliza cada sociedad para su funcionamiento.

En cualquier caso la frontera que separa a un individuo de otro es abierta, difusa, siempre existe cierto grado de solapamiento, indiferenciación de unas identidades con otras.

Visto así no entiendo por qué Jardines afirma que “no hay nada rescatable en el comunismo” (entendiendo a este como una quimera).

Y lo más lindo es que no argumenta sus rudas afirmaciones, al mejor estilo de Enrique Ubieta.

Continúa Jardines:

“Su fundamento teórico (del comunismo) está notablemente envejecido y, lo que es más importante, carece de contexto cultural. El comunismo y el marxismo que lo alimenta son cosas del pasado y, en tal sentido, solo pudieran prender en sociedades de escaso desarrollo económico, político y social (digamos que en el Tercer Mundo). Sin embargo, tampoco aquí les auguro éxito, toda vez que ya está en marcha un proceso globalizador que también los haría superfluos en estas regiones del planeta.”

Digo yo:

Bien sabe Alexis que en filosofía, como en cualquier ciencia y en cualquier sociedad, pero sobre todo en las postmodernas, el pasado siempre está presente; ninguna tesis, ninguna ideología es válida o deja de serlo porque pertenezca al pasado, ninguna tesis envejece.

La historia de la filosofía como de casi todo en esta vida es un constante regresar de lo olvidado, de lo que parecía que ya no renacería nunca: llámese marxismo o fascismo.

Y verdaderamente no sé qué significa eso de que el proceso globalizador hará superfluo el marxismo si esta teoría fue capaz de predecir el proceso globalizador.

Por otra parte la globalización neoliberal a la que Jardines se refiere genera por donde pasa asimetrías de poder, exclusión, agravamiento de los conflictos sociales, desamparo, y como reacción movimientos de tendencia colectivista y humanista, como los que vienen ocurriendo en latinoamérica durante los últimos 15 años. El marxismo no es un colectivismo ni un humanismo sensu stricto, pero tiene mucho más de ello que el neoliberalismo.

De mi experiencia con jóvenes latinoamericanos diría que el marxismo está muy arraigado en ellos, y no como onda retro. Yo mismo no me siento marxista pero escuchando a Alexis casi me convierto.

Jardines:

“Por otra parte, cabría preguntar: ¿realmente el comunismo se puede construir? ¿Quiénes con nombres y apellidos serían los encargados de acometer tal proeza? Y si es una labor impersonal o colectiva, preguntémosle a la clase obrera que, en buena parte del mundo, ha desaparecido y seguirá desapareciendo antes que el Estado, lo cual es una fragrante contradicción en el seno de la teoría marxista. En las sociedades capitalistas más desarrolladas la clase obrera languideció mientras se conservó y fortalecieron tanto el Estado como la clase media y alta. (Nótese que no hablo de burguesía).”

Digo yo:

¿La clase obrera desapareció? ¿Y quién construye todo, quién brinda los servicios, quién trabaja? ¿las máquinas?

Me parece que Jardines está viendo fuego fatuo.

Es cierto que la clase obrera perdió la fuerza política y la conciencia que tuvo a finales del siglo XIX y principios del XX, es cierto que el capitalismo financiero pareciera producir riqueza de la nada, es cierto que el Estado de Bienestar y el enriquecimiento de los países del primer mundo permiten un estatus holgado a una gran cantidad personas, que tal vez por eso no se consideran proletarios, pero de ahí a que la clase obrera ha desaparecido creo que va un grandísimo trecho.

El concepto Clase se ha desdibujado como referente identitario, pero el grupo humano que labora por un salario pagado por el dueño de los medios de producción sigue existiendo, aunque su consciencia de grupo padezca un coma profundo o ande solapado con otras identidades.

Cierto que el Estado no desapareció. Estado habrá mientras exista propiedad privada sobre los medios fundamentales de producción y eso no ha dejado de ocurrir. De todas maneras lejos estoy de defender al marxismo a ultranza, solo pienso que la manera en que lo rebate Alexis es extremadamente simplista, y siempre deja un tufo a: “el capitalismo neoliberal resolverá todo.”

Y ya, con estas palabras culmino por el momento mi vagar por la respuesta que el profesor de filosofía A. Jardines brindó a la pregunta del profesor de la Universidad de la Florida Gerardo Muñoz.

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