Desmintiendo a los infladores de la biomasa cañera

Erasmo Calzadilla

Caña de azucar. Foto: ecured.cu

HAVANA TIMES – ¿Qué está pasando en Cuba con las fuentes de energía renovables? La prensa oficial rebosa optimismo pero ¿tenemos motivos para estar contentos?

Comenzaré el post con una de las “medias-verdades” más difundidas. Oigámosla en boca de Conrado Moreno, un especialista y funcionario de alto nivel:

Durante el 2011, en la oferta total de energía primaria el 78,4 por ciento provino de combustibles fósiles y el 21,6 por ciento se produjo con fuentes renovables de energía.

Y en una presentación de Julio Torres Martínez, Vicepresidente de Proyectos de CUBASOLAR:

La caña representa en Cuba la vía más idónea para el aprovechamiento intensivo de las fuentes renovables de energía, debido al alto contenido calórico del bagazo, que llegó a satisfacer hasta 30% del balance energético del país.

Leyendo lo anterior uno se lleva la tranquilizadora idea de que vamos bien, porque un 30% de energía primaria a base de renovables es un magnífico ranking. Tan magnífico que resulta increíble ¿Cómo logró la humilde Cuba un 30% si los más desarrollados en esta área apenas llegan a 10%? Aquí hay gato encerrado y lo vamos a liberar.

Para descubrir donde está la trampa será necesario bucear un poco en las tablas de la ONEI y tirar algunos números. El primer paso será desglosar el aporte de las fuentes de energía renovables (FER) en Cuba según lo reportado para 2010 [1].

Fuentes renovables Aporte (miles de toneladas de petróleo) %
biomasa 938,5 97.7
otras 20,9 2,3
Total 959,8 100

La columna de porcientos (cortesía mía) nos lleva directo al sospechoso. El valor energético que aportó la biomasa es tan enorme comparado con las otras que solo ella puede estar detrás de un fraude enorme.

Sabemos que la biomasa made in Cuba está constituida mayoritariamente por subproductos de la industria azucarera (IA); sigamos esa pista.

Balance energético de la industria azucarera

¿Produce tanta energía la biomasa cañera? La única manera de averiguarlo es haciendo un balance energético de la industria.

No se asusten; será sencillo. Colocaremos las entradas y salidas del sistema de manera que podamos obtener una expresión simplificada y global.

Empezemos con los Inputs, la energía que consume la IA:

  • Combustibles fósiles: En el año 2010 la IA consumió unas 190 mil toneladas de petróleo [2]. Asumamos que se trata de toneladas equivalentes (Tep), que es una medida estandar de energía.
  • Energía eléctrica: La ONEI reporta que la IA consumió durante ese período 295 GW.h.
  • No debemos olvidar el aporte del sol, aunque en nuestro caso no será necesario cuantificarlo.

Vamos ahora a los outputs:

  • La mayor cantidad de energía que produce la IA está contenida en el azúcar. Tampoco la vamos a cuantificar.
  • Luego tenemos la energía eléctrica producida a partir de la biomasa. Según la ONEI dicha industria generó 446 GW.h.

Ubiquemos esos datos en una ecuación. Los inputs en el miembro izquierdo y los outputs en el derecho. Ahí va:

Sol + 190 mil Tep + 295 GW.h = azúcar + 446 GW.h

Tenemos energía eléctrica a ambos lados del signo igual porque la IA consume electricidad pero también la genera. Reuniendo todos los GW.h en un mismo miembro y luego restando queda:

Sol + 190 mil Tep = azúcar + 151 GW.h

Los que anhelan presentar resultados optimistas detienen el análisis justo en este punto. La trampa consiste en mostrar los 151 GW.h como energía eléctrica neta producida a partir de la biomasa.

A ese buchito de electricidad que los centrales incorporan a la red nacional la prensa le ha sacado el jugo, pero sigamos el balance para entender de dónde sale realmente.

Tep y GW.h son maneras diversas de expresar energía y pueden interconvertirse. Como cada GW.h equivale a 86 Tep, entonces los 151 GW.h representan unas 13 mil toneladas de petróleo equivalente. Actualizando la ecuación con esos cambios queda así:

Sol + 190 mil Tep = azúcar + 13 mil Tep

13 es el 6,8 por ciento de 190. O sea, a partir de la biomasa se recupera un porciento ínfimo de la energía invertida

Reunamos ahora los Tep en un mismo miembro y simplifiquemos por última vez. La ecuación final es:

Sol + 177 mil Tep = azúcar

Interpretando el resultado

Luego de hacer todas las conversiones y simplificaciones obtenemos que la única energía neta producida por la IA es la contenida en los dulcísimos granos de azúcar; solo esa. La energía que aporta la biomasa, derivada del sol y del petróleo invertido, se reintegra completamente al sistema.

Desinflando el globo

Para conseguir el dato tan inflado que dan las estadísticas: 21-30% de energía primaria a base de renovables, los especialistas han mentido de varias maneras.

Mienten conceptualmente al incluir a la biomasa industrial como fuente primaria cuando en verdad depende en gran medida del petróleo (lo que la acerca más a una secundaria).

Por la misma razón mienten cuando la incluyen entre las renovables, las limpias, las ecológicas y no emisoras de gases de efecto invernadero.

Mienten cuantitativamente al considerar que todos los subproductos de la zafra son aprovechados óptimamente como fuente de energía, cuando sabemos que no es cierto.

Pero la mentira más burda y propagada es que la industria azucarera se autoabastece e incluso aporta energía. Hemos demostrado que eso es falso de pies a cabeza. El porciento de biomasa cañera que realmente se aprovecha en la generación de energía alcanza para amortizar un porciento ínfimo de los gastos energéticos.

Y llegamos al final. Luego de quitar la paja y el bagazo hemos topado con la cruda realidad: el aporte de las FERs en Cuba no llega al 3% del total de energía primaria. ¿Será ese dato el que los especialistas y la prensa pretenden enmascarar bajo un fardo de cañas?

Mi intención no es reventar un globo por placer sino dejar claro cuán precario es nuestro desarrollo en esta esfera.

Cuando el declive de los combustibles fósiles y/o la crisis política en Venezuela golpeen los suministros de combustible nos la vamos a ver negra. ¿No es mejor saber la verdad para actuar en consecuencia?

Notas:

1. Trabajé con los datos de la ONEI concernientes al año 2010 porque es el último que tiene actualizadas las tablas que necesito. Las situación no ha cambiado mucho desde entonces.

2. Según la ONEI, en el 2010 se destinaron 102.600 toneladas de diesel y 87.900 de fuel oil a la industria azucarera. Sumando obtenemos unas 190.400 toneladas de petróleo refinado que he redondeado a 190 mil para hacer más claros los cálculos.

Otras notas:

La industria azucarera consume enormes cantidades de combustibles fósiles de manera indirecta, por ejemplo en fertilizantes. Nada de eso se está considerando para hacer los cálculos más sencillos, pero  entiéndase que la cosa es mucho peor que como se presenta en este simplificado esquema.

En el balance energético obvié la entropía.

El cálculo fue realizado para la biomasa de origen cañero pero pasa lo mismo con cualquier biomasa industrial.

 

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