Cuidado con imitarnos

Erasmo Calzadilla

Sorprendido quedé hace unos días al escuchar las demandas de las líderes estudiantiles en Chile.  Uno de ellos sintetizaba ante las cámaras: “queremos que el Estado se haga cargo de la Educación”(*).

Ubicado en cómo son las cosas en Cuba me cuesta trabajo concebir que la Educación pueda marchar bien bajo el control total del Estado.

Acá sabemos de sobra cuáles son los problemas que se derivan de esa manera de hacer las cosas, porque la hemos llevado hasta sus últimas consecuencias; allá en cambio el blanco de todos los tiros es la privatización.

También hay que ver qué tipo de Estado tienen ellos en mente al hacer estos reclamos.  Si fuera uno descentralizado y bajo estricto control popular lo comprendería.

¿Es ese al que aspiran esas chicas justificadamente insubordinadas cuando piden más intervención del Estado en la Educación? ¿O tal vez añoran uno poderoso y benefactor que haga magníficos negocios y subvencione (al menos parcialmente) los servicios públicos con sus ganancias? No lo sé.

Sería bueno que nos nutriéramos mutuamente de la experiencia del otro/a, para que el rechazo a lo que estamos viviendo cotidianamente no nos lance de cabeza a la acera de enfrente, que el otro cuarto se alquila.

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*Eso de que el Estado se haga cargo de la Educación lo escuché a un dirigente estudiantil universitario entrevistado en plena calle.  La Mesa Redonda, programa de la televisión Cubana, tuvo la gentileza de transmitir ese fragmento de la entrevista, pero no sé si escogieron el fragmento y el entrevistado que más les convino.  Luego otros líderes estudiantiles han puesto el énfasis en otros aspectos como “Fin del lucro.” Que el Estado se haga cargo de la Educación y que se acabe el lucro con la Escuelas son dos propuestas parecidas y relacionadas pero no idénticas.