Coágulos de dolor

Erasmo Calzadilla

HAVANA TIMES, 31 dic — Es fin de año y se respira fiesta. La gente luce feliz, hay alegría y alcohol en el ambiente y hasta l@s enemig@s parecen odiarse un poco menos. Dentro de poco comenzará la matanza.

En la inmensa mayoría de los casos han crecido en sucios y estrechos corrales, con alimentación inapropiada, sufriendo temperaturas terribles y sin poder recrearse ni socializar*, algo que en verdad les encantaría (solo hay que verl@s cuando logran escapar por un rato).

Luego un día aciago un descendiente de mon@, un pobre diablo que no teme destrozar las entrañas de un ser vivo, alguien que no se inmuta con los gritos de terror y los ojos desorbitados de miedo o dolor, toma un objeto punzante y les desgarra a sangre fría el corazón.

Cena de fin de año, carne de cerd@ alimenticia y sabrosa, pero con cada mordisco perdemos algo de humanidad. Porque para darnos un gustazo no nos ha importado destrozar la vida de una criatura que hasta ayer miraba la luz del sol, un ser que en el momento crítico pidió (a su modo) y le negamos compasión.

A partir de semejante acto nos integramos al “selecto club” de quienes son capaces de poner la vida de otr@s en función de un gustazo propio, aun contando con inteligencia suficiente para comprender la maldad. Una falta de respeto tal a la creación nos ubica muy por debajo de l@s cerd@s.

Si usted es de l@s que en fin de año le gusta darle a la fibra sepa que con cada bocado traga un coágulo de dolor. Luego nos apenamos y protestamos cuando alguien por ahí pisotea la vida humana, pero si se instrumentaliza, maltrata o asesina animales (o se es cómplice de) entonces no hay moral para protestar.

Gracias por la atención y que siga la fiesta sangrienta.

—-

*Por su condición de aislamiento siquiera desarrollan ni disfrutan de la cerditud (lo que para nosotros sería la humanidad) alcanzable solo en el seno de una comunidad de puercos libres.