Bienvenido el reguetón a Cuba, pero…

Erasmo Calzadilla

HAVANA TIMES, 12 dic — El reguetón no es solo un estilo musical sino todo un modo de vida y un reflejo de cambios sociales que vienen ocurriendo en esta parte del mundo. Cuando llegó a Cuba lo recibí con los brazos abiertos, porque me encanta su ritmo y ver a las chicas perreando, pero también porque sentí que era otra patada en el buche al proyecto de Hombre Nuevo.

Luego de que el populismo nacionalista revolucionario vaciara de contenido los valores humanistas y universales, reprimiera casi todos los instintos básicos y cerrara las puertas institucionales a la iniciativa popular, a la vida no le quedó otro remedio que brotar en forma de violencia, “grosería,” identidad barrial y pulsiones viscerales.

Comenzó subterráneo, marginal, pero ha ido cobrando un poder inaudito. Hoy por hoy es un canto al dinero, al macho, a la alienación, cosa que al parecer no molesta tanto a los funcionarios culturosos.

Es muy difícil encontrar un centro estatal “recreativo” donde uno esté más de media hora a salvo de él, y si te opones “te coge la jimagua”*. El reguetón en fin ha desplazado a los demás géneros musicales y estilos de vida; se ha vuelto totalitario y como tal agrede al diferente.

Por eso creo que a la hegemonía reguetonera hay que enfrentarla con uñas y dientes, leyes, inteligencia, paciencia, defensa de la pluralidad o cualquier otro recurso al alcance.

Incluso el elitismo académico funcionarial, apertrechado en las instituciones educativas e investigativas y con acceso a los medios masivos de comunicación, puede contribuir a esa resistencia (siempre que no se torne él mismo totalitario).

Hace unos días la nominación a los Lucas de El Chupi Chupi, un número reguetonero, suscitó un debate calentico en Internet. De cómo reaccionó la Burguesía Nacional Revolucionaria estaré hablando en un próximo post.

*Parte del estribillo de un tema reguetonero muy popular.  “Te coge la Jimagua” significa: te aplastan, te atropellan.