Paisaje después del huracán

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES – El ciclón Irma ya es historia y muchas historias de destrucción y desolación podrían escribirse, pues se trató del mayor fenómeno hidrometeorológico formado en el océano Atlántico, e impactó a Cuba desde oriente hasta occidente, haciendo estragos en unas provincias más que en otras, pero todas fueron afectadas de alguna manera.

Desde los municipios del norte de Guantánamo hasta el norte de Artemisa, todos fueron tocados por la mano destructora de ese monstruo con nombre de mujer. Y aunque su centro solo llegó hasta la parte más oriental de la provincia de Matanzas, los vientos de tormenta tropical fuertes se sintieron en La Habana, donde las inundaciones costeras hicieron muchos estragos, pues el mar penetró en tierra alrededor de medio kilómetro y en muchos lugares el agua subió hasta casi dos metros de altura, por lo que la mayoría de las personas que viven en esa zona perdieron casi todas sus pertenencias.

La Defensa Civil cubana ha sido reconocida como una de las mejor organizadas del mundo y desde que el huracán tomó rumbo oeste noroeste y se vislumbró la posibilidad de que azotara a Cuba, comenzaron a tomarse las medidas para evitar la mayor cantidad posible de pérdidas y, por sobre todas las cosas, salvar las vidas humanas, que es el bien más preciado.

Fueron evacuados dos millones de personas hacia lugares seguros, una parte hacia casas de familiares o amigos y el resto hacia los centros de evacuación, donde se les garantizó alimentación y asistencia médica; sin embargo, siempre hubo quien se negó a evacuarse y quienes cometieron imprudencias que les costó la vida, por lo que hubo que lamentar la muerte de diez personas.

Grandes árboles arrancados de raíz, algunos de los cuales cayeron sobre casas o sobre el tendido eléctrico, es un paisaje que se repite constantemente, desde La Habana hasta los municipios del norte de Holguín, por lo que la falta de fluido eléctrico fue un inconveniente que afectó a millones de personas.

Sin embargo, la solidaridad característica de los cubanos no se hizo esperar y se expresó de diferentes formas, desde preparar comidas para la familia y los vecinos en unos fogones improvisados en la calle, utilizando como combustible las maderas de la destrucción, hasta albergar en las mejores casas a los que viven en inmuebles más vulnerables.

Otra manifestación de solidaridad ha sido la actitud de los trabajadores de la Empresa Eléctrica, que tan pronto cesaron los vientos fuertes y las lluvias comenzaron las labores de reparación de las líneas, trabajando sin descanso, con la vista y el corazón puestos en un solo objetivo: brindarle al pueblo la tan necesitada electricidad, y en 72 horas, el 75 por ciento de la población ya contaba con el servicio.

De las provincias menos afectadas salieron brigadas de trabajadores eléctricos para ayudar a restablecer el servicio en las más dañadas, con el propósito de trabajar las horas que fuera necesario, para volver a la normalidad lo antes posible.

Varias termoeléctricas sufrieron algún perjuicio, pero la peor, que demorará varios días en volver a generar electricidad, fue la Antonio Guiteras, de Matanzas, la mayor y más eficiente del país; sin embargo, eso no ha sido obstáculo para que se pudiera interconectar el Sistema Eléctrico Nacional y darle servicio a todas las áreas que se han ido recuperando y reparando las líneas, gracias a las plantas generadoras de motores diésel. Algunas zonas, muy destruidas, demorarán varias jornadas en recibir el fluido eléctrico, pero el esfuerzo de los trabajadores del sector es grande y el pueblo lo reconoce.

Más de 14 mil turistas extranjeros fueron evacuados de los lugares de mayor peligro, antes de que pasara el huracán y ninguno sufrió daño alguno. Muchos hoteles en la cayería norte resultaron muy dañados, pero según declaraciones del ministro de Turismo, antes de que comience la temporada alta todos estarán listos para recibir a los visitantes que arriban en el invierno.

Ha sido mucha la destrucción dejada por Irma, lo que costará miles de millones a la economía del país, pero la resistencia y el espíritu de trabajo del pueblo cubano se impondrán una vez más y en poco tiempo habrá cambiado el paisaje que dejó el huracán.