Los servicios que presta Cuba en el exterior

Elio Delgado Legón

El programa cubano “Yo si puedo” se extendió a varios países.

HAVANA TIMES — En varias oportunidades he leído artículos y comentarios de la prensa extranjera, que critican a Cuba por exportar servicios médicos. Vierten opiniones llenas de cinismo y de malas intenciones, en las que utilizan datos falsos o tergiversados para denigrar al gobierno cubano, haciendo coro con casi toda la prensa ultraderechista, que responde a la política trazada por los gobiernos estadounidenses para derrocar a la Revolución Cubana.

En primer lugar, quiero destacar que Cuba no presta sólo servicios médicos, sino también en educación, cultura, deportes, agricultura y construcciones, entre otros. Sin embargo, los servicios médicos son los únicos que se atacan.

Muchos de esos servicios responden a convenios de colaboración con países pobres de África, Asia y América Latina, en los que Cuba no cobra un solo centavo, no porque da lo que le sobra, sino comparte lo poco que tiene con los amigos necesitados, porque si algo ha caracterizado siempre a la Revolución cubana ha sido el altruismo, el desinterés y el internacionalismo, basada en el principio martiano de que Patria es Humanidad.

Cuba no es un país rico ni posee grandes reservas de recursos naturales que le permitan hacer frente a las necesidades que demanda el desarrollo del país. Posee, sin embargo, un sistema educacional universal y gratuito que le ha permitido desarrollar unas fuerzas productivas con alta calidad, y crear un capital humano que constituye una de las principales riquezas del país.

La historia de la colaboración cubana en el campo de la medicina comienza desde muy temprano, aun cuando el país había sufrido el éxodo de la mitad de los seis mil médicos que tenía al triunfo de la Revolución. Primero, cuando el terremoto en Chile, en 1960, y más tarde, en 1963, una brigada médica prestó su colaboración en Argelia, durante un año, a petición del gobierno de aquel país, luego de su independencia del colonialismo francés.

Desde entonces a acá Cuba ha prestado su colaboración desinteresada en numerosos países pobres, que la han solicitado y donde ha salvado millones de vidas. También ha graduado, en forma gratuita, a más de 25 mil médicos, de más de 100 países, generalmente hijos de familias pobres, que nunca hubieran podido pagar la carrera de medicina, incluidos ciudadanos de Estados Unidos.

Para los cubanos, estudiar medicina, como cualquier otra carrera, es completamente gratis, pero al Estado le cuesta mucho, y aunque se sigue prestando la colaboración gratis a los países que no tienen recursos para pagarla, se les cobra la prestación del servicio a los que disponen de esos recursos y pagan, mediante convenios, lo mismo que ocurre con los ingenieros o los maestros que se le solicitan a Cuba. Es necesario agregar que los colaboradores internacionalistas cubanos no son obligados a trabajar en otro país, sino que lo hacen de forma totalmente voluntaria.

Tal vez les resulte difícil de entender a personas de otros países, donde estudiar una carrera universitaria cuesta una fortuna, que los médicos no cobren todo para ellos, pero a ellos no les costó nada la carrera, le costó al Estado; por lo tanto, es al Estado a quien le corresponde cobrar por el servicio o decidir ofrecerlo gratuitamente, como sucede en muchos casos. Sin embargo, a esos médicos se les sigue pagando su salario en Cuba, más una ayuda adicional y además reciben un estipendio en el país donde trabajan para cubrir todos sus gastos.

Lo que es inadmisible es que otros países, poderosos, ofrezcan a los médicos cubanos que están prestando servicios en el exterior, determinadas facilidades para que abandonen su misión y se trasladen a esos países, lo que constituye, indudablemente, un robo de cerebros, política que fue criticada recientemente en un artículo de un importante diario norteamericano.

Sobre la colaboración médica cubana en el mundo podría extenderme mucho más, pero se haría demasiado extenso este comentario.

A los que escriben esas diatribas contra Cuba, sólo me resta decirles que se preocupen por los problemas de su país y de su sistema, que no son pocos, y dejen a los cubanos resolver los suyos a su manera.

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