Los problemas de Cuba

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES – Los críticos de la Revolución cubana, de su sistema político y la gestión del Gobierno de la Isla, no cesan de mencionar en artículos y comentarios que publican en diversos medios, “los problemas de la Isla”, que así, en abstracto, ofrecen a la imaginación del lector que Cuba es un país lleno de problemas, y opinan que esos se resolverían cambiando el sistema político, económico y social que el propio pueblo se dio y plasmó en su Constitución.

Ciertamente, el país tiene dificultades económicas, nadie lo niega, agravadas por un bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto por Estados Unidos hace casi 60 años, pero ¿acaso este es el que más dificultades tiene, comparada con el resto de las naciones subdesarrolladas?

Incluso si nos comparamos con estados de América Latina con cierto nivel de desarrollo como Brasil, Argentina, Chile, por solo citar los mayores, Cuba tiene muchísimo menos problemas que ellos, donde diariamente vemos noticias de grandes protestas callejeras para reclamar por los recortes económicos y leyes antiobreras, que dejan a miles de trabajadores en la más absoluta pobreza y hasta en la indigencia, por la subida de las tarifas de servicios públicos como el gas, el agua y la electricidad, que hacen que los salarios de los que no han perdido sus empleos se queden en nada.

Y no me voy a referir a otros problemas como la violencia, el crimen organizado, el tráfico de drogas, el paramilitarismo y el asesinato de líderes políticos y sociales –males que en aquí fueron erradicados–  porque son bien conocidos por los lectores.

Pongo esos ejemplos para comparar, porque jamás, en casi 60 años de Gobierno revolucionario, ha habido una manifestación pidiendo reivindicaciones, a pesar de que el bloqueo estadounidense se estableció con ese objetivo: que el pueblo se rebelara y saliera a las calles a pedir cambio de gobierno.

Ni siquiera en los momentos más críticos, cuando atravesamos el llamado período especial, al cual ya me he referido en otras ocasiones, el pueblo le reclamó al Gobierno por las carencias y las dificultades que atravesamos. Más bien, por el contrario, el pueblo cerró filas junto a su Revolución y resistió.

Hoy, cuando acabamos de celebrar un proceso de elecciones generales, que ocurren cada cinco años, el resultado podemos calificarlo de un rotundo respaldo a la Revolución socialista y absoluta confianza en sus dirigentes. Solo tenemos que dar un vistazo a las cifras resultantes de ese proceso.

Ejerció su derecho al voto el 85,65 por ciento de los electores. ¿En qué otro país acuden los ciudadanos de forma tan masiva a votar en las elecciones? Del total de votantes resultaron válidas el 94,42 por ciento de las boletas, lo que indica un apoyo abrumador al sistema político, y como si eso fuera poco, el 80,44 de los electores votaron por todos los candidatos, en una prueba más de confianza en el sistema y en sus dirigentes.

Si Cuba tiene dificultades, no es el país que más problemas tiene. Solo hay que echar un vistazo a nuestro alrededor. El mundo entero tiene problemas, como consecuencia de la crisis del sistema capitalista y la concentración de las riquezas en el uno por ciento de los ciudadanos, mientras el 99 por ciento vive en los diversos estadíos de la pobreza, que van desde trabajadores explotados a los que cada día les alcanza menos lo que ganan para pagar los enormes gastos que obligatoriamente tienen que hacer, hasta personas que han perdido hasta la vivienda y tienen que vivir en las calles en la más absoluta indigencia. Esos sí son problemas.