Libreta de abastecimiento no es racionamiento

Elio Delgado Legón

Una libreta cubana. Photo: Rene Bastiaasen.

HAVANA TIMES — Mucho se ha criticado al gobierno revolucionario de Cuba porque desde principios de la década del 60 del siglo pasado estableció una libreta de abastecimiento, con la cual la población podía adquirir mensualmente los principales artículos de primera necesidad.

Alguna prensa mal intencionada la menciona como libreta de racionamiento; sin embargo, no se trataba de racionar, sino de garantizar a cada ciudadano un nivel de abastecimiento con precios razonablemente bajos, subsidiados por el Estado, si era necesario, que no pudiera ser afectado por acaparadores y especuladores.

En todas las revoluciones, cuando el pueblo comienza a mejorar su nivel de vida y a consumir más, aparece el especulador, que tiene dinero para comprar grandes cantidades de determinados productos para provocar una escasez artificial y venderlos a precios dos o tres veces superior al normal. Eso era lo que se trataba de evitar con la libreta.

A la vista tenemos lo que está pasando en Venezuela, donde el gobierno ha tomado todas las medidas que ha podido para garantizar a la población trabajadora los artículos de primera necesidad a precios bajos, pero los especuladores los compran en grandes cantidades para provocar escasez o para ir a venderlos al otro lado de la frontera con Colombia.

En Cuba, las condiciones han ido cambiando y la libreta de abastecimiento ha ido perdiendo poco a poco su objetivo, aunque se mantiene el de garantizar a las personas de más bajos ingresos un abastecimiento mínimo de algunos artículos a precios subsidiados; sin embargo, los que necesitan ese subsidio son la minoría, pero los que no lo necesitan también lo reciben, lo que hace preferible subsidiar a las personas de más bajos ingresos o aumentarles los ingresos a un nivel que les permita adquirir en el mercado normal los productos que hoy reciben subsidiados mediante la libreta de abastecimiento.

Eso es lo que ha ocurrido en Cuba, donde el comercio está en manos del Estado y éste garantiza, según la situación económica de cada momento, el abastecimiento mensual de los comercios de alimentos para que todos reciban lo indispensable, a precios subsidiados, independientemente de que después pueden comprar en los demás mercados los productos que necesiten para completar su alimentación.

En Venezuela está ocurriendo ahora mismo lo que ocurrió en Cuba a principios de la década del 60 del siglo pasado, que los comerciantes provocaban escasez para subir los precios a niveles inaceptables, pero además la situación en Venezuela se agrava por la aparición de otro personaje: el contrabandista, que compra los productos que el Estado vende a la población a precios bajos para ir a venderlos a precios que triplican el costo.

El gobierno venezolano está tomando medidas para proteger a su población y ha anunciado un control mediante las huellas dactilares para evitar, no sólo el contrabando, sino que la oligarquía nacional provoque escasez artificial para echarle la culpa al gobierno y utilizar ese elemento en sus campañas contra el sistema. De hecho, ya lo están haciendo y se declaran alarmados por los controles que piensa establecer el gobierno, que repito, están encaminados a defender la economía de los sectores populares, contra los especuladores y los contrabandistas.

Ni el control anunciado en Venezuela, ni la libreta de abastecimiento en Cuba, buscan un racionamiento, sino garantizar un abastecimiento a precios justos o subsidiados, según el caso, para defender la economía personal de los sectores más vulnerables.

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