Elecciones generales en Cuba: un proceso en marcha

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES – La primera etapa de las elecciones generales en Cuba se efectuó el pasado domingo 26 de noviembre, y según informó el lunes la Comisión Electoral Nacional, asistió a votar el 85,94 por ciento de los ocho millones 855 mil 213 ciudadanos inscriptos, lo que a mi juicio constituye una participación masiva, donde apenas hay abstención, a pesar de que el voto no es obligatorio, pues la mayoría de los que no acudieron a votar, estaban fuera de la ciudad donde residen por trabajo u otras causas, dentro o fuera del país.

En esta primera etapa fueron elegidos los delegados por circunscripciones electorales, los que integrarán las asambleas municipales, que forman el Gobierno del municipio. El papel del delegado no es, como algunos piensan, recoger peticiones de los vecinos y tramitarlas. Su labor incluye eso, pero es mucho más. Ellos son los representantes del pueblo en la instancia municipal, integran comisiones permanentes de trabajo y velan por que todos los servicios en su circunscripción funcionen debidamente.

Tanto los delegados municipales y provinciales, como los diputados a la Asamblea Nacional realizan esas actividades políticas en sus horas de descanso, pues no perciben ningún salario por ese trabajo. Eso explica que algunos ciudadanos, cuando se les propone no acepten la nominación, porque no se encuentran en condiciones de realizar ambas actividades, la laboral y la política, al mismo tiempo. En la primera reunión de la Asamblea Municipal, los delegados eligen de su seno al presidente, al vicepresidente y al secretario, los que sí pasarán a ejercer esas funciones como único trabajo.

Contrario a lo que muchos piensan y opinan, el Partido Comunista de Cuba no postula a nadie, pues no es un partido electoral, sino dirigente de la sociedad, que tiene la responsabilidad de velar por que todo se haga como establece la ley, pero son los ciudadanos, sean militantes o no, quienes proponen a los candidatos.

Alguien ha escrito que había opositores al Gobierno revolucionario que querían postularse y no se lo permitieron. Eso no es así. En estas elecciones nadie se postula, es el pueblo quien nomina a los que consideren más aptos para representarlo. Si esos ciudadanos no fueron propuestos es porque la asamblea del barrio donde se celebraron las nominaciones no los consideró idóneos para ejercer esas funciones.

Sobre la anécdota que narra un colaborador de HT, que alguien lanzó un huevo podrido a la persona que dirigía la reunión de nominación, eso habla muy claro de la moral de los que se hacen llamar opositores.

A principios del próximo año se celebrará la segunda parte de estas elecciones generales, con la elección de los delegados a las Asambleas Provinciales, y de los diputados a la Asamblea Nacional.

Hay que tener muy claro y no perder de vista, que en Cuba el pueblo hizo una revolución y la defiende hasta las últimas consecuencias. Si hay a quién no le gusta el socialismo, porque atenta contra sus intereses egoístas, ese  es su problema. La inmensa mayoría lo apoya y lo defiende. Y no hay que extrañarse que en la Asamblea Nacional, cuando se presente la candidatura para los principales dirigentes del Consejo de Estado, la aprobación sea unánime, porque los diputados representan al pueblo, y el pueblo mantiene una unidad monolítica en la defensa de su Revolución socialista. Eso quedó claro cuando aprobó la Constitución en 1976 y declaró el carácter irreversible del sistema político, social y económico, es decir, el socialismo.