El socialismo: un sistema para el pueblo

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES – Hace muchos años el mundo se debate en una colosal batalla de ideas.

A la izquierda se sitúan los que defienden las ideas más justas, los que reclaman para sus pueblos una vida digna, con igualdad para todos, sin discriminación por sexo ni raza.

Una sociedad en la que todos tengan empleo, educación con la mejor calidad, gratuita en todos sus niveles y en todas las ramas del saber, atención médica y estomatológica gratis, derecho a una vivienda digna sin desalojos, desarrollo del deporte y la cultura para toda la sociedad.

También defienden una sociedad en la que prime la solidaridad humana, en la que todos tengan los mismos derechos y la misma participación en la riqueza que se crea en el país. Esas son, a grandes rasgos las principales características del sistema socialista.

A la derecha se encuentran, con distintos matices, los que defienden las ideas del capitalismo, un sistema injusto en el que prima el egoísmo, la lucha de los capitalistas por ser cada día más ricos, sin importarles el sufrimiento de los pobres, de los explotados, de los que sufren hambre, de los que mueren de enfermedades curables y prevenibles, por carecer de recursos para pagar la atención médica y las medicinas, de los que viven toda su vida en la ignorancia por no tener acceso a la educación.

Ejemplos tenemos muchos de una y otra parte.

Jamás he leído que en un país socialista haya personas viviendo en la calle porque no pudieron pagar el alquiler de la vivienda, ni en los países de Europa oriental, ni en los asiáticos, y mucho menos en Cuba, donde todos somos propietarios de la vivienda que habitamos, y hasta la actualidad no se paga impuesto sobre la propiedad.

Desgraciadamente para muchos, en el mundo capitalista la realidad es bien distinta. En Estados Unidos, por ejemplo, en la mayoría de las grandes ciudades, la cantidad de homeless, o personas sin hogar forman parte del paisaje urbano, sin que se vislumbre una solución, pues los políticos ni siquiera hablan del asunto, cuando debiera ser un motivo de vergüenza en un país tan poderoso, que gasta sumas escalofriantes en armas para hacer guerras destructivas en países lejanos y también gasta millones para desestabilizar países cuyos gobiernos no son de su agrado.

Con una pequeñísima parte de esos gastos se podría resolver viviendas para todos los que hoy no la tienen.

Incluso, en la vieja y culta Europa hay miles de personas viviendo en las calles, y este año se han reportado en París decenas de fallecidos por hipotermia, al no tener un techo donde protegerse del intenso invierno.

En el tema de la educación, en la mayoría de los países cuesta mucho estudiar una carrera, por lo que los pobres, generalmente no tienen acceso a ese nivel, y en muchos lugares ni siquiera pueden terminar la primaria por tener que trabajar para ayudar a la manutención de la familia.

En la carrera de medicina, por ejemplo, Cuba ha graduado más de 28 mil médicos de 103  países, de ellos 170 de Estados Unidos, la mayoría hijos de familias pobres que no pueden pagar en su país lo que cuesta esa carrera. En el actual curso hay una matrícula de cuatro 1,690, de 112 naciones, de ellos 83 son de EE.UU.

David Floyd, padre de un recién graduado estadounidense, trasmitió su eterno agradecimiento y manifestó estar complacido y honrado, porque su hijo es un médico formado en Cuba bajo los principios éticos y morales, con una concepción humanista.

Este pequeño país, sin grandes recursos naturales, que sufre un bloqueo económico, comercial y financiero hace casi 60 años, que le ocasiona grandes dificultades, gradúa médicos cubanos que han prestado asistencia solidaria en 162 países y además les prepara a muchos su personal para que en un futuro puedan asumir la atención médica a sus respectivos pueblos.

Podría señalar un mayor número de comparaciones, pero las que he mencionado ilustran la gran diferencia que existe entre un sistema egoísta de sálvese quien pueda y el socialismo, que es, esencialmente, un sistema para el pueblo.

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