¿Fue el “Periodo Especial” un “invento” cubano?

Dmitri Prieto

Portal peligroso. Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — Aun llaman “Periodo Especial” a la época que comenzó en Cuba a mediados del año 1990. Fidel Castro había advertido al pueblo que existían posibilidades de que la URSS –principal proveedor y mercado del país caribeño en aquellos tiempos- colapsara y se desintegrara.

Anunció que entonces el Estado cubano pondría en marcha “en tiempos de paz” un plan estratégico ya diseñado desde antes para casos de guerra y bloqueo naval total del Archipiélago: el “Periodo Especial”. Tal fue el concepto original detrás de ese término.

No hay consenso sobre si el “Periodo Especial” ya terminó, o sigue en pie (ya con 26 años, casi la mitad de la era post-insurreccional en Cuba). Los ‘90 fueron años de profunda crisis económica estructural, y también la sociedad cambió. Hoy, muchos de esos cambios se sienten sobre todo respecto a las generaciones de quienes nacieron y/o crecieron después de 1990: sin dudas, muchos sentidos con que la Cuba de hoy interpreta y vive su realidad no son los de antes. Y, también, igual que inmediatamente después de 1991, “el salario no alcanza” para garantizar la subsistencia básica de quienes integran las mayorías: es el precariado.

Pero el Periodo Especial “duro”, el de los ´90, fue para Cuba (la de aquellos tiempos, y no tanto la de hoy) la era de los “inventos”. “Inventar” pasó a ser sinónimo de “operar en el sector económico informal”, pero había inventos de verdad, tecnologías precarias concebidas para sostener el existir cotidiano, en la ciudad y en el campo, en el trabajo, en la casa, o sobre la marcha.

La sociedad se sostuvo sobre sus propios inventos, y mucho del Estado totalitario típico se apartó o fue retirado de ciertos ambientes particulares; no sabemos si para siempre, o volveremos a ver ahí sus tentáculos algún día. Pero sí sabemos que gran parte de esa sobrevivencia se debió a la obligada y a la vez espontánea “autogestión” descentralizada de la emergencia por el propio pueblo.

Me interesa el tema de la invención, en el mundo “socialista” y “post-socialista”. Por eso, todavía soy fan de las búsquedas tecno-intelectuales soviéticas que tanta fama dieron a la URSS desde que ese país abriera la era espacial de la humanidad, en 1957.

Me fascina el trabajo de sus Ingenieros-diseñadores generales (el término ruso «Генеральный Конструктор» sigue sin traducción precisa…), muchos de quienes fueron veteranos de la Guerra (1941-1945) y casi todos también del Gulag, cuando Stalin, circunstancias que no quebrantaron su sentido poético del soñar y su voluntad para realizar sus sueños.

Entre tantos Ingenieros-diseñadores generales (los más famosos son los de la aviación, las primeras sílabas de cuyos apellidos siguen identificando los modelos de las aeronaves rusas y ucranianas), me topé recientemente con uno poco conocido, y presentado en la web como “el último”: Pobisk Kuznetsov.

Pobisk Kuznetsov. Foto: skirbr.ru

Portador de un nombre de pila difícil de pronunciar (¡también en ruso!) y cuya secuencia de letras pretendía abreviar en una sola palabra la frase “Generación de Octubre, Luchadores Y Constructores del Comunismo” – ¡vaya!, Kuznetsov  (1924 – 2000) perteneció a la generación de siviético/as nacido/as en los primeros años después de la Revolución de 1917 y que llegaron a creer mucho de lo que proponía el marxismo:

Hombre nuevo y todo eso, conquista de las galaxias y de la inmortalidad biológica incluida. Búsqueda rupturista de nuevas leyes universales, de su expresión física y de su aplicación práctica. Encuentro entre las ciencias sociales, las naturales, y las artes. Un pedacito de eso me tocó vivir a mí también.

Pues Pobisk Kuznetsov, después de combatir en la Guerra, y de su posterior prisión en el Gulag (1944–1954), donde conoció gente tan fascinante como él, se dedicó a desarrollar tecnologías químicas cuyos principios le llevaron a concebir nuevas formas organizativas de los procesos económicos a nivel de la sociedad toda.

Trabajó en el diseño de sistemas de ciclo ecológico cerrado para las naves espaciales, que extrapoló a “la nave espacial Tierra”. Incorporó en su análisis nociones cibernéticas y termodinámicas, y hasta llegó a dirigir un “Think tank” con consultoría autogestionada en plenos años ´70 soviéticos (por lo que por poco va preso nuevamente). Incluso, llega a conocer personalmente al extremadamente controversial político estadounidense Lyndon LaRouche (pero esto es otro cuento). La idea central de Kuznetsov parecía ser explorar la factibilidad de un sistema económico basado directamente en el movimiento de los objetos físicos (“la economía física”).

Y entonces, leyendo en la web (http://rema44.ru/seminar/papers/PGK1.doc) la biografía de Pobisk Kuznetsov, por poco me caigo pa´trás.

Dice la biografía, en su página 16, que desde el 18 de noviembre de 1977, por la directiva No. 480/278 del Comité Estatal de Ciencia y Tecnología de la URSS, él fue nombrado diseñador-ingeniero principal del “SISTEMA DE DIRECCIÓN DEL PAÍS PARA TIEMPOS DE “PERIODO ESPECIAL” ” (“с 18 ноября 1977 года в соответствии с постановлением ГКНТ № 480/278 он был главным конструктором системы управления страной в «особый период»”).

Punto.

Todo encaja en su lugar: la élite de la URSS diseñó, a través de sus científicos de primera línea, un “periodo especial” en que el país operaría bajo un sistema de dirección bien distinto del “normal” (Periodo Especial sería: bombardeos atómicos, supongo, la gente viviendo en búnkers, ciudades en humeantes ruinas tóxicas y campos tornados desiertos radiactivos)… Y por algún canal adecuado, probablemente de los Ministerios de Defensa, ese concepto llega a Cuba.

Acá, no fuimos originales.

Sea como sea, fueron la propia gente quienes “gestionaron el país” –y en eso sí tuvimos que ser originales- para poder sobrevivir acá en Cuba en la década de 1990. Por aquellos tiempos, necesitamos poco de las bizarras “leyes universales”, aunque sí quizás bastante de la ley del apoyo mutuo entre las personas. Apoyo mutuo que ahora está en déficit, como tantos productos durante el Periodo Especial más duro de Cuba: déficit que, en última instancia, es endémico y característico de prácticamente todas las economías dirigistas.

Pero esa es ya otra historia.

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