Banderas de principio de año

Daisy Valera

HAVANA TIMES, 6 ene — No participé esta vez de los tradicionales rituales propios de cada 31 de diciembre.

Tirar agua a la calle es para muchos como un hechizo, uno que busca purgar los males del año que concluye y alejar las desgracias del que recién comienza. Preferí dormir.

Llegué al 2012 y lo primero que me impresionó en este año fueron las banderas.

La del Movimiento 26 de julio, esa que me enseñaron que era roja y negra por la sangre derramada y por el luto de los cubanos. Nunca mencionaron mis educadores la similitud de esta con la bandera de los anarcosindicalistas.

La otra es la bandera nacional, que sirve también para recordar el triunfo de la revolución de 1959 el primer día de enero.

La bandera cuelga por estos días en muchos lugares, quizás por indicaciones de instancias superiores.

Podemos verla ondear en edificios donde se albergan los estudiantes universitarios, esos que tienen que lidiar con una mala alimentación y no mejores condiciones higiénicas.

En el club de computación más grande de la isla, en una clínica especializada y costosa para tratar extranjeros.

En todos los establecimientos donde acicaladas empleadas venden al pueblo productos imprescindibles en CUC.

En algunos balcones de casas donde posiblemente viva el presidente del Comités de Defensa de la Revolución o algún negociante del barrio.

Y también acompañando algunos árboles de navidad en hogares que aún por estos días celebran al ritmo de Willy Chirino.

Miro la bandera cubana y no siento nada.

Indiferencia casi total antes las barras blancas y azules, ante el triángulo rojo y la estrella (dicen que de plata).

Imagino a Martí o a Mella, prefiriendo nuestra bandera ante el colonialismo que representaba la bandera española o la política imperial que revelaba el izamiento de la norteamericana.

Pero mi historia es otra.

Doce años saludándola y diciendo que sería como el Che, otros tantos desfilando (por Elián, por los cinco, por el 27 de noviembre, por el primero de mayo…) con esa misma bandera pero de papel y pegada a un pedazo de madera maloliente.

No me conmueve, me cuestiono si la quiero con toda mi alma, como rezaba aquel poema aprendido en la infancia.

De alguna manera me recuerda demasiadas decisiones tomadas desde arriba y de espaldas al pueblo.

La bandera me mira desde los balcones, y cuando  la miro, solo alcanzo a descubrir un símbolo saboteado.

Articulos recientes:

  • Mundo
  • Nicaragua
  • Noticias

La Haya falla contra solicitud del régimen de Ortega

Corte Internacional de Justicia rechaza imponer medidas cautelares contra las exportaciones alemanas de armas a…

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

En la Atenas de Cuba “todo se hace a pie”

Ni la figura de los "azules", inspectores encargados de interceptar a los vehículos y embarcar…

  • Cancion del Dia
  • Cuba
  • Noticias

Esperanza Spalding – Canción del día

La artista destacada de hoy es Esperanza Spalding con la canción Afro Blue de Mongo…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.