Huecos del cuerpo o interfaces universales

Carlos Fraguela

HAVANA TIMES — Todos los animales, incluyendo al hombre tienen una serie de huecos en el cuerpo que son como caminos a diferentes sensaciones o ventanas de conocimiento y poder. Algunos de ellos tienen multifunción. Llevo pensando en eso mucho tiempo. Los poderosos descubrieron eso hace mucho y para someter a las masas se encargan de taponear en lo posible o limitan al mínimo con leyes las funciones de cada orificio.

Hace treinta años un compañero de trabajo me enseño el placer de introducirse objetos en los oídos, decía que era mejor que el sexo. Utilizaba una pluma de ave para estimularse y alcanzar sus orgasmos timpánicos (nunca llegué a ese nivel de especialización). Leí en una revista que un hombre llegó al punto de no tener orgasmos o eyaculación si no se introducía una cadena de oro en el oído mientras se masturbaba. El susodicho casi se queda sordo y no le preguntemos la opinión a un otorrinolaringólogo, no lo aprobará seguramente.

El excelente escritor cubano Virgilio Piñera advirtió lo limitado de sus coterráneos que hacían un problema de su orificio anal, cuando en millones de documentales y libros se hablaba de las infinitas terminaciones nerviosas que desembocan allí. Esa estructura tiene la función legal de participar en la expulsión de los desechos del sistema digestivo (sólidos, líquidos y gaseosos). Muchos hombres dedican tiempo a cuidar el agujero ajeno, supongo que para evitar euforia generalizada. Gracias al autoconocimiento muchos seres humanos han dejado de estar castrados y no temen explorar sus cavernas.

La boca es el más inteligente. Participa en la ingestión de alimentos con su capacidad de percibir texturas y sabores de gama infinita, hasta llegar al colmo de su capacidad utilizándose como estimulador-receptor insuperable en casi todo tipo de contacto sexual. Es importante en la respiración al expirar y sirve para la comunicación verbal mediante las palabras que se articulan en la cavidad. Un buen beso le cambia la vida a cualquiera.

Los ojos aunque no son huecos funcionan como tal al permitir la entrada de grandes cantidades de datos en forma de luces y sombras, que pasan al cerebro a través del nervio óptico. También sirven para trasmitir en modo de señales o expresar emociones mediante el derrame de lágrimas.

Los nasales junto a la respiración perciben los olores y son valiosos en la percepción de señales olfativas innumerables, incluida la sexual (feromonas), en algunos organismos son imprescindibles para la reproducción.

El orificio de la uretra es vital por desarrollar la función de eliminación de material de desecho de la función renal y marcación de territorio. Otra función legal es para la salida del semen en el caso de los varones a la hora de su función reproductora. Al formar parte de la estructura física que conforma el aparato sexual (desemboca en el pene), tiene un gancho naturalmente creado para atraer, el placer que trasmite y el que puede recibir al unísono. Quien descubre sus mecanismos es libre.

Para limitar múltiples sentidos inventaron la ropa, el racismo, la guerra y el estalinismo, para limitar el ano existe el machismo, para limitar los oídos y los ojos existen la censura y los otorrinos. Para limitar el paladar inventaron las libretas de racionamiento y los comedores obreros.

Hace meses le comenté a uno de mis amigos que veo nuestros orificios como enchufes o terminales para flujo de información. La computación no llega a igualar las capacidades que un solo organismo o varios pueden lograr entre sí. La piel en este caso funciona como un equivalente de las pantallas táctiles, pero con ventajas ilimitadas en lo tocante a posibilidades de los modelos biológicos.