Sorpresas de una Bienal dinámica y creativa

Fotorreportaje por Irina Echarry

HAVANA TIMES — La 12 Bienal de la Habana se presenta más sorprendente de lo que cualquiera podría imaginar, tanta desinformación o cambios de última hora no pueden ser sino performance creados para interactuar con el público y estar a tono con el evento.

La inauguración oficial estaba prevista, desde hacía mucho tiempo, para el 22 de mayo a las 10.00 am en el poblado de Casablanca; unas horas antes el noticiero estelar de la televisión anunció que sería en el centro Wifredo Lam de la Habana Vieja. Nadie explicó nada, no hubo siquiera una mención al cambio de lugar, fue como si lo de antes no hubiese sido una información divulgada por los mismos organizadores de la Bienal.

Zona Franca, un espacio dedicado especialmente al arte cubano, abrió sus puertas el 21 de mayo. Allí algunos se quedaron esperando la inauguración oficial, de la que todos los presentes en la Cabaña a las 4.00 pm hubiésemos sido testigos; pero no sucedió así. El grito de una desconocida alertó a los presentes: “Fulano, dicen que no va a haber inauguración”; tampoco se notaba el movimiento habitual en ese tipo de actividad formal. Entonces todos comprendimos que ya se podía entrar a las salas expositivas. Luego, por el noticiero supimos que la inauguración tuvo lugar en una sala específica con la presencia de los cinco héroes, Abel Prieto, etc.

Lo más curioso del asunto es que justo a la misma hora en que habían fijado la apertura, un grupo de ¿soldados, reclutas? dirigidos por sus superiores, comenzó una práctica en la Cabaña, en el sitio donde lanzan cada noche el cañonazo. ¿Casualidad?

La Cabaña, ese espacio donde se realizan varios eventos culturales durante todo el año, es un lugar apartado, una vez dentro es difícil salir para luego regresar. Como es un espacio abierto, el sol golpea a los visitantes y los sofoca, solo se descansa de él en las galeras. Zona Franca, esta gran muestra de arte cubano contemporáneo, está desplegada en todo el territorio de la Cabaña, por lo que buscar algo de beber es una constante misión. Sin embargo, los establecimientos que expenden las bebidas no tienen empleados suficientes como para hacernos la compra menos agónica; el primer día hubo que hacer colas por más de media hora, pues un solo dependiente debía vender los productos envasados, atender los pedidos, hacer el café cuando alguien lo pedía… y cobrar.

También supimos de otra ¿casualidad?: una brigada de construcción comenzó a trabajar frente a la casa de Tania Brugueras el mismo día en que ella había convocado una iniciativa de lectura. Muchos de los artistas que participan en la Bienal —sean invitados o público— no conocen de esa propuesta de la artista y tampoco la mayoría de la población. Es curioso, he sido testigo de comentarios de artistas que sí se enteraron del performance —en el momento o más tarde— y recriminan a Tania por no seguir los caminos del Arte y desviarse hacia la política; incluso algunos creen que lo que hace no es arte político. De todas formas, si la convocatoria sirvió para que arreglaran algo en la cuadra, pues serán necesarias muchas lecturas en la Habana.

La otra “acción performática” de mal gusto que sufrió la Brugueras vino de parte de una institución que se supone acoja a los artistas. El sábado 23 de mayo el Museo Nacional de Bellas Artes le impidió la entrada; esta vez tampoco recibió mucha solidaridad de los amantes del Arte en Cuba.

Cada uno está en lo suyo: algunos buscan extranjeros que les compren su obra (que bastante trabajo pasan para crear); otros disfrutan sus exposiciones (después de tantos sacrificios para lograrlas) y la mayoría aprovecha para debatir —incluso sobre el arte político—, conversar y acercarse.

El público se pasea, por esta gran galería que es La Habana, intentando comprender lo que ve y a la vez divertirse. Acuden a la Catedral a escuchar lo que nos trajo el italiano Pistoletto (se hace música con instrumentos musicales tradicionales y otros improvisados con utensilios de cocina), prueban lo que se siente al patinar sobre “hielo”, admiran las esculturas emplazadas en las calles y el dron que filma desde lo alto, o disfrutan una descarga de buen jazz en pleno malecón.

Lo que sí ha logrado acaparar la atención de todos —artistas, público en general y funcionarios— es Mss. Bienal de la Habana, una “bailarina de Tropicana” que se pasea por los espacios expositivos rompiendo la quietud y el orden del evento; ella también ha tenido problemas a la hora de entrar a ciertos lugares.

Otra iniciativa para aplaudir es el carro lleno de girasoles que reparte pegatinas con esta frase: “Flores para Camilo y para todos nuestros muertos en el mar”.

Hay mucho para ver o hacer, no deje que se lo cuenten; salga a la calle y contribuya a que la 12 Bienal de la Habana sea más dinámica y creativa.

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