Un video espantoso

Alfredo Fernández

HAVANA TIMES — La cámara de video de un celular puede ayudar a desbaratar el cerco de la desinformación, sobre todo en países donde ignorar lo sucedido es la norma impuesta por un Estado totalitario a sus ciudadanos. A los cuales desinforma, dosifica (en los mejores casos) la información, o bien se le esconden las noticias.

Lo que hace unos días fuera una escueta nota del Noticiero Nacional de Televisión, en donde “…un accidente en una gasolinera en Santiago de Cuba dejó un saldo de 32 heridos, 15 de ellos con quemaduras de gravedad”.

Hoy es, gracias a la filmación desde la cámara de un celular, el video más visto en los ordenadores cubanos.

En la toma del video que ha llegado a mis manos si bien no se ven en ningún momento a ninguna de las 32 personas ardiendo, si se ve a un pueblo temerario que almacena en cuanto recipiente puede a la gasolina derramada de la bomba rota del CUPET de Trocha y Carretera del Morro de la ciudad de Santiago.

También, y creo que es lo peor, se ven a unos bomberos que llegan cuando todo se hubiese podido evitar y sin embargo no hacen nada, tal cual tampoco lo hicieron los trabajadores de la gasolinera y los policías que ya se encontraban allí.

Para muchos que han visto el video, el problema es local y puntual, no lo creo.

La apatía que hoy consume a la vida cotidiana cubana hace que las instituciones no funcionen como tales sino como su simulacro.

Así, todos estamos rodeados desde el Cabo de San Antonio, hasta la Punta de Maisí, de organizaciones que no lo son, con trabajadores que desconocen sus actividades.

Por esto, hasta el momento de escribir estas líneas, habían fallecido al menos 7 personas de las implicadas en el siniestro y al menos otras 7 se mantenían en estado de gravedad con peligro para la vida.

El video de diez minutos, a mi entender, no solo muestra una cadena sucesivas de irresponsabilidades que terminó en una tragedia, sino que muestra el estado real de la Cuba de hoy.

Un país de instituciones que no lo son, donde los dirigentes desconocen por completo su labor, de ahí que no sea raro que los trabadores de la gasolinera no actuaran a tiempo alertando a las autoridades pertinentes del inminente siniestro.

A lo mejor, quien sabe, y lo hicieron. Pero igual, a los policías y a los bomberos les dio lo mismo, si total, como ya muchos dicen en Cuba: “¿Y a mí qué me importa? Si esos no son familia mía”.