El poder de escuchar a Ismael Cala

Alfredo Fernández

HAVANA TIMES — Corría el año 1992 cuando mi cuñado me invitó a su graduación de la carrera de letras en la Universidad de Oriente, a celebrase en la casa del Intendente frente al santigüero parque Céspedes.

Mi cuñado entonces vivía con mi hermana y su pequeño niño en la ciudad de Bayamo, por lo que yo iría en representación de la familia.

La velada comenzó y parecía una graduación como otra cualquiera, luego del doble sacrificio que representaba estudiar en Cuba en aquellos años de absoluta escasez, más no fue así, poco a poco de la solemne mañana fue emergiendo un estudiante de notas brillantes, de talento singular y de total ubicación en los tiempos que corrían.

Este era Ismael Cala, hasta ese momento, para mí, solo  locutor de un excelente programa de radio, en las noches de domingo de la emisora santigüera CMKC, y de alguna que otra incursión  en programas juveniles de la televisión local Tele Turquino.

Ismael Cala fue el hombre grande de aquella mañana, ganando reiteradas ovaciones por su condición de mejor alumno de la carrera, con un promedio que superaba los 7 puntos, cuando el máximo admitido era 5. Su tesis también fue reconocida como la mejor del año de su facultad, se llamada algo así como “La animación turística para un Hotel 5 estrellas”.

De ahí mi afirmación que estaba muy ubicado en los tiempos que corrían, pues el país recién comenzaba a entrar en el mundo del turismo, y por ende, de la construcción de hoteles 5 estrellas. También recuerdo que no hubo profesor en esa graduación que no quisiera retratarse a su lado.

El premio para los graduados fue la entrada esa noche a la discoteca Espantasueños del Hotel Santiago, donde  acompañé a mi cuñado. Desde nuestra mesa alguien llamó a Ismael Cala y le preguntó “por qué 7 de promedio cuando el máximo admitido era 5”, y Cala nos respondió que “había ganado varios exámenes de premio con el valor de  0.7 puntos”.

Desde entonces no pude ver más a Ismael Cala como un simple locutor de una emisora local, sino como alguien extraordinariamente capaz, decidido a cualquier sacrificio por triunfar, en esta, su única vida.

El tiempo  me ha dado la razón, Cala un buen día me sorprendió al verlo cerrar el noticiero de las 12 de la noche en la televisión cubana, luego lo escuché de locutor en la emisora nacional Radio Rebelde, -donde por cierto la  locutora ya fallecida  Gladis Gouzueta  “se burlaba” de su origen oriental, ¡si hoy lo viera!

Poco tiempo después, mientras me tomaba una cerveza con un amigo frente a un televisor con cable en la Villa Panamericana,  me sorprendí al ver a Cala cubrir, como corresponsal de la CNN en español en Toronto, la visita del Papa Juan Pablo Segundo a  Canadá.

Entonces, de tonto, pensé que Cala había llegado al máximo de sus aspiraciones, pero no, quería más y como el hombre talentoso que es, pudo más. Hoy Cala es el presentador de CNN en español en horario estelar.

Para más señas, su programa se llama justamente Cala, espacio donde ha entrevistado desde los políticos más renombrados del mundo latino, artistas, filántropos y todo aquel con un  proyecto que valga la pena mostrar a los latinoamericanos.

Cala ahora se lanza al mundo de los libros de autoayuda para devolvernos a modo de enseñanza, lo que con esfuerzo, paciencia e inteligencia ha podido alcanzar.

Debo confesar que no suelo comprar libros de autoayuda, pues por lo general me saben a libros de recetas para un futuro que siempre se presenta diferente y con situaciones tan particulares que casi nunca funcionan para todos.

Pero el libro “El poder de escuchar” de Ismael Cala lo voy a comprar, pues su autor es un triunfador que viene de mis orígenes; mulato, santiaguero y dispuesto a sacrificarse por alcanzar el éxito, eso sin dañar a nadie.

Su libro habla de algo poco usual en este mundo, “escuchar”, donde siempre se nos pide justo lo contrario; expresar, señalar, jamás callar y cuanto verbo más relacionado con convencer. Resulta excelente ahora que un santiaguero se aparezca en el mundillo de los bestseller de autoayuda con eso de “que lo primero que hay que hacer es escuchar”.

Voy a leer a Cala, me voy a estudiar su libro, con marcador incluido, pues de seguro  alguna que otra enseñanza me aportará este coterráneo obsesionado por superarse y que hoy es uno de los grandes presentadores de la televisión en español. Gracias Cala, ojala muchos sigan tu ejemplo.