Pagando con la misma moneda: ¿para bien o para mal?

Si la llamada “actualización” aspira a un mínimo de coherencia, tiene que unificar las monedas

Haroldo Dilla Alfonso*  (Fotos: Juan Suarez)

HAVANA TIMES — El anuncio de que el gobierno cubano se propone eliminar la dualidad monetaria ha suscitado numerosas inquietudes entre pobladores y analistas. Y es normal que así sea, pues incluso desde los balcones de la profanidad es perceptible que se trata de un asunto serio que va a cambiar muchas reglas de juego en el atribulado escenario insular.

No se trata de imaginar al mundo cambiando de raíz porque se fundan los dos pesos cubanos. Pero tampoco de ningunear el asunto.

Creo que una de las cosas más interesantes que nos dice el Primer Informe del Grupo Consultor de la Sociedad Civil Cubana que recientemente publicó Cubaencuentro (y que todavía no puedo enterarme quienes son) es que la sociedad cubana cambia, según unos para bien y otros para mal. Y que desconocer esos cambios nos expone a imaginar una sociedad que cada vez existe menos.

La doble moneda fue una medida de emergencia que la clase política cubana adoptó en los peores momentos de la crisis anonadante de la que ella era responsable. Pero era también un diseño monetario adecuado para una economía como la imaginaba Fidel Castro: una economía dual con un sector dinámico dolarizado y otro desfalleciente de pesos cubanos, pero sostenido con las transferencias del primero vía balanza de pagos.

Fue contra lo que conspiraron los militares desde su programa de perfeccionamiento empresarial a lo largo de los 90, y lo que impulsó Carlos Lage con todo fervor fidelista hasta que le tocó la guillotina política.

La doble moneda ha continuado existiendo y no en balde. Estudios futuros dirán en que magnitud la existencia de dos monedas y dos economías, con una frontera difusa cuyo cruce siempre genera ganancias diferenciales, ha sido un factor clave de la acumulación originaria de la burguesía emergente que se acuna en los pliegues de la élite política, el mercado negro y la inversión extranjera. Pero en la actualidad resulta disfuncional al mínimo de racionalidad técnica y transparencia que el sistema requiere.

Si la llamada “actualización” aspira a un mínimo de coherencia, y a hacer en serio su tarea de restaurar el capitalismo (no importa si la vía china, rusa o antártica) tiene que unificar las monedas.

No sé cómo va hacerlo, lo cual no debe sorprender pues no soy economista. Pero es probable que los propios funcionarios cubanos no tengan una idea clara sobre el asunto. Por el momento es poco lo que se ha explicado, y ni siquiera hay un cronograma aproximado lo que sugiere un lapso prolongado afín a la parsimonia raulista.

Una sola moneda no va a producir acceso de la gente al mercado. Solo va a eliminar un impedimento legal para ese acceso. Y ello puede suscitar nuevas frustraciones similares a la que están viviendo los cubanos cuando han entendido que tener el pasaporte no monta a nadie en un avión automáticamente.

Pero hay que reconocer que la unificación monetaria va a generar afectaciones innegables, pues de lo que hablamos es de la afectación del precio de una mercancía, el peso, cuya realización condiciona otros precios de mercancías, incluyendo la mercancía fuerza de trabajo.

Es también previsible que a corto plazo se genere un movimiento de lavado de dinero, sea colocándole en depósitos bancarios o adquiriendo bienes raíces, en respuesta a la amenaza velada de ajustar cuentas con lo que se denomina el-dinero-mal-habido.

Si fuera así veríamos otras dinámicas colaterales de reanimación, camouflages y represión que ya son partes recurrentes del folklor criollo.

En fin, un tema para observar, como gusta decir al general/presidente, sin prisas pero sin pausas. Tomen asiento, guarden algunas papeletas para las añoranzas numismáticas y evaluemos que pasa en una sociedad donde desde hace algún tiempo siempre pasa algo… para bien o para mal.
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(*) Publicado originalmente por Cubaencuentro.com.

7 thoughts on “Pagando con la misma moneda: ¿para bien o para mal?

  • Haroldo, mi opinión es que este es un buen cambio. Claro que como todo cambio algunos serán beneficiados y otros perjudicados.
    Creo que el objetivo primario de la dualidad monetaria fue recoger dolares de las manos del pueblo. En un momento el peso el cuc y el dolar circulaban libremente en Cuba hasta que se elimino el dolar como fuente directa de pago en las tiendas del gobierno. Espero que no eliminen poder convertir de dolar a peso y de peso a dolar. Evidentemente eso no lo pueden hacer pues están acostumbrados a la gran cantidad de dolares que entran por remesas a menos que tengan una vocación suicida. Pero ya sabemos que lo importante para esta élite es mantenerse en el poder a costa de quien sea.
    Al final creo que solo quede el peso cubano con nuevas denominaciones de mas alto valor que serán necesarias por que el valor actual del peso frente al dolar es bien bajo. No veo que el peso cobre valor frente al dolar. Para que esto ocurra Cuba tiene que producir y no creo que este ahí todavia.
    Una ventaja del cambio es que las cuentas empresariales finalmente deben ser mas claras a la vista. No mas re juegos entre dos monedas diferentes. Otra cosa que debe ocurrir y comenzar a ocurrir y la descentralizacion, pero hasta ahora Raul no a dado indicios de que se moverá en esa dirección. Sigue con la idea de la “planificación y centralización”. Hay formas para un gobierno controlar la economía pero centralización es la peor. La economía centralizada es poner a la economía en una camisa de fuerza que no le permite moverse con agilidad. Por otra parte hay demasiadas restricciones sobre que tipo de negocios son posibles. El progreso económico en cuba solo ocurrirá el día que los profesionales puedan hacer negocios. Y que los cubanos sin importar de donde sean puedan crear sus negocios en entera libertad. Cuando se elimine la espada de Democles sobre la prosperidad de todos.

  • Julio, estoy muy de acuerdo contigo. Y no se trata sólo de que los profesionales puedan hacer negocios sino de cambiar radicalmente el enfoque. Hoy estamos en: “lo permitido es esto, el resto está prohibido”. Deberíamos pasar a: “lo prohibido es esto, todo lo demás está permitido”.

  • Esta quizás sea la medida más importante del General-presidente. Sí, va a impactar a todo el mundo.

    No me gusta pensar en el futuro del CUC porque sabemos que esa fue una moneda intermediaria, y que igual que el peso no vale fuera de Cuba.

    Todo seria muy fácil si sólo fuera pagar 62.50 pesos por un aceite de 2.50, PERO los cubanos también están demandando dólares para sus viajes al exterior. Aquí está por ver si te ponen límites a la cantidad que puedes sacar (de paso joden más a los mulos)

    El tipo de cambio que apliquen a las remesas y en general a los dólares que vienen de afuera también está por ver. Ya antes, con el dólar prohibido, ellos lo pagaban a 1 x 1. Eso desestimula el envío de remesas, tocará probar una elasticidad de precios.

    Previsiblemente el gobierno pague menos de 25 pesos por dólar y el mercado negro lo cotice en más de 30.

  • Y porque a la par que eliminan la doble moneda, no se trata de eliminar también la doble moral? Creo que sería un paso adelante

  • me gusto esto:
    “Estudios futuros dirán en que magnitud la existencia de dos monedas y dos economías, con una frontera difusa cuyo cruce siempre genera ganancias diferenciales, ha sido un factor clave de la acumulación originaria de la burguesía emergente ”
    pero estas seguro que lo sabremos?

  • cualquier dia que quieran, por la tarde cuando cierren las TRD, las mercancias que valen un chavito, le ponen una etiqueta de 25 pesos, al dia siguiente las CADECA comienzan a comprar los chavitos hasta un plazo dado, se acabo la doble moneda, para mi es tan sencillo que me hace dudar, en la informacion sobre los futuros cambios, han un parrafo, que hay que darle la doble lectura que tiene, caracteristica de la prensa cubana que hay que leerla entre lineas: “aquellos que confiaron en la revolucion, bla bla bla, y tienen su dinero depositado en los bancos no deben temer”, mucho cuidado con esto, porque LOS QUE NO CONFIARON, si tienen que temer y mucho, la variable de un cambio de moneda no puede ser descartada.

  • Hasta dónde soy capaz de llegar, y con relación al tema de la eliminación de la doble moneda, sigo sin entender cuáles podrían ser las nuevas consecuencias negativas para el cubano de a pie, salvo las derivadas de un nuevo tipo de cambio desfavorable o las estrictamente políticas. Me explico: La existencia de la doble moneda se pone en marcha a raíz de una crisis económica de tal magnitud que lleva al gobierno a liberalizar la tenencia de dólares y con ellos el acceso a un mercado reducido de bienes de consumo,todo ello como medida recaudatoria de remesas exteriores en divisas. Posteriormente, y como bien se ha dicho en los comentarios relativos a este artículo, se impone el CUC con un cambio favorable frente al dolar, primero, como forma de recaudación inmediata ( eliminando así la masa monetaria flotante en divisas que queda en poder de los ciudadanos y no es cambiada de forma inmediata) y segundo, el beneficio que el Estado obtiene de forma directa con el cambio de dólares a CUC. La economía cubana funciona en su conjunto como un banco con una caja única por la que entran todas las divisas procedentes del exterior y se convierten en cupones para su canje en el mercado interior. El beneficio del Estado se genera a través del diferencial de cambio a su favor y el diferencial de coste que existe entre el valor de lo que importa y su precio en el mercado interno. Con ese beneficio se reinicia el ciclo de compra/venta sucesivo. Esa mecánica es la misma para todos los renglones económicos del País,con la excepción de aquellos que generan divisas de forma directa vía exportaciones, ejemplo, el níquel.
    Antes he hablado de cupones porque, desde el punto de vista económico, el papel moneda cubano no tiene ningún tipo de valor cambiario, ni el CUP ni el CUC. Pongamos el ejemplo de una empresa fabricante de ladrillos para el mercado interno que cierra su año fiscal con un beneficio de 300 millones de CUP. Es sólo eso, una cifra, no tiene mayor lectura. Si esa misma empresa necesita comprar materia prima en el exterior y debe pagarla en dólares, deberá necesariamente acceder al correspondiente ministerio o entidad que le tramite dicha compra en divisas, ya que no podrá acceder de forma directa convirtiendo sus CUP en dólares en ningún mercado.
    El problema mayor que se presenta es, a mi juicio, de índole política. Creo que a pesar de que un cubano puede convertir sus CUP en CUC , la realidad nos dice que la relación sueldo promedio con el tipo de cambio hace que este tipo de operación sea casi anecdótica. En resumen, para el cubano medio disponer de CUC está vinculado directamente a la remesa exterior, y partiendo de ese esquema mental, se aceptan y sostienen dos tipos de economías en el país, una basada en la moneda propia con acceso muy limitado a cualquier tipo de bienes y otra basada en la moneda con base dólar que te abre la posibilidad de adquirir otro tipo de bienes de perfil superior. Eso crea una especie de resignación frente a las ansias de consumo, “no tengo divisas, no puedo acceder”.
    En el momento que desapareciese el CUC, y los productos en CUP fuesen valorados de acuerdo al cambio existente, nos encontraríamos que un litro de aceite pasaría a costar unos 60 CUP, versus un sueldo promedio de 400 – 500 pesos mensuales. Desaparece la barrera psicológica del concepto divisa y lógicamente, se acentúan las ganas de acceso al producto porque ya no hay condicionantes, todo está en la misma moneda pero es inaccesible, Esto puede ocasionar, en el mejor de los casos, una enorme presión sobre actualización de salarios y a continuación una espiral inflacionista de futuro no previsible.
    El desequilibrio entre oferta y demanda es tan fuerte a favor de la segunda, que un aumento de salario del 10% podría reflejarse ya de forma significativa en el aumento del consumo sobre la oferta disponible, y no olvidemos que la generación de mas masa monetaria que aumente el consumo no soluciona el problema básico, que es la obtención de divisas para satisfacer ese aumento de consumo, dada la casi total dependencia que tiene el país de las importaciones.

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