Donde difiero de Elio (II)

Alfredo Fernández

HAVANA TIMES, 7 marzo — Obviar la opinión de amigos inteligentes no es prudente, aun así intentaré continuar -en contra del pedido de mis amigos- el presente debate alrededor de las respuestas arrojadas por el  Sr. Elio Delgado Legón (colega de havanatimes),  a mis anteriores  artículos “Los que maduramos con carburo”  y “Donde difiero de Elio.” 

Debo recordar que el Sr. Delgado respondió a mis preguntas en “Donde difiero de Elio”  aludiendo que en mis posts -entre otras cosas- siempre atacaba a La Revolución Cubana, cuestión que por demás “no me perdonaba.”

En verdad bastaría con leer algunos de mis post para darse cuenta que la observación del colega Delgado Legón es cierta. Pues para mí La  Revolución Cubana es un hecho histórico definitivamente agotado, resultado más de la incapacidad de los entonces jóvenes -hoy abuelos- dirigentes de cumplir lo prometido al triunfar ésta, que del bloqueo de los Estados Unidos.

El proceso comenzado el 1ro de enero de 1959 –sin dudas genial-, logró en su inicio ser el evento político de más popularidad, no solo de la historia de Cuba, sino quizás también ser uno de los más admirados de la contemporaneidad.

Por lo anterior, resulta muy fácil  tildar de hereje, de derecha o lo que es lo mismo, de anexionista, a todo aquel que no calle ante los desatinos de los dirigentes cubanos.

El Sr. Delgado por su edad -75 años- casi es integrante de la generación que hizo y ha detentado el poder de La Revolución Cubana, generación que es acaso, la única autorizada a degustar sin complejos, de eso que Fidel Castro ha dado en llamar “las mieles del poder.”

No sería serio realizar un estudio de las posibles “Cubas futuras” prescindiendo de esta generación, pues por más anacrónicos que nos resulten sus integrantes, aún existen. Ellos son tan reales como que ahora mismo “actualizan” el modelo socialista que durante tanto tiempo crearon.

Para esto se amparan en medidas como: despidos masivos de trabajadores, altos impuestos al trabajo por cuenta propia, apertura a la inversión del capital extranjero, al tiempo que se mantienen cerrados al capital de la diáspora.

Por otra parte “nuestros dirigentes” realizan guiños de respeto a libertad de expresión, haciendo un pedido de críticas directas al pueblo en espacios precisos (discusión de los lineamientos), para consolidar la “actualización del modelo socialista.”

También se liberaron durante el 2010 y el 2011 a más de 100 opositores, al tiempo que aumentan en el país las detenciones cortas y hasta ocurren desapariciones de dichos opositores (al momento de escribir estas líneas, Gorki Águila director de la agrupación Punk-Rock “Porno para Ricardo” estaba reportado como desaparecido por sus familiares).

Este es -a grandes rasgos- el panorama que hoy vive la nación cubana. En buena medida debido a la permanencia en el poder de una generación que se autoproclamó, por más de cinco décadas, como la única con capacidad para dirigir los destinos del país.

Aunque no conozco personalmente a mi colega de Havana Times, Elio Delgado Legón, me atrevería a decir que no es la excepción de esta generación, pues sus comentarios a mis posts, más una oración de la presentación de su blog, la cual más o menos dice: “Les voy a presentar a todos la verdad de Cuba” le delatan.

Hasta donde sé, existen algo más de trece millones de cubanos, alrededor de 11 hoy viven en la isla y el resto en el extranjero. Soy de la opinión que existen tantas Cubas como cubanos, todas tan reales como la del Sr. Delgado Legón.

Así, en lo personal me resultaría tan verdadera la Cuba de un irremediable conguero del reparto Los Hoyos en Santiago en Cuba, como la de un circunspecto y exitoso científico de Miramar, o la de aquel cubano emigrado que anda por cualquier lugar del mundo.

Todos llevan su cuota de alegrías, tristezas, certezas, errores y sobre todo de legitimidad,  a la hora de pensar o mejor dicho, soñar a Cuba, y creo que eso es lo que nunca ha entendido, o no ha querido entender, la generación de Elio Delgado Legón.

Por todo la anterior, me resulta preciso aclarar a mis amigos porque incumplo su pedido, pues creo que ya no es conveniente que el silencio siga siendo la opción ante una generación que –utilizando a no pocos miembros muy  oportunistas de otras- hace y deshace a su antojo con las aspiraciones, no sólo sociales, sino también personales de un país completo.

Creo en el diálogo como el mejor camino para aportar soluciones, y  la generación del Sr. Delgado cometió el grave error – entre otros muchos- de cerrarse al diálogo.

Aunque no soy socialista, no me molesta que un gobierno de este tipo dirija el país -en el resto del mundo lo han hecho democráticamente-. Lo que me molesta es que no se me permita expresarme libremente.

Pues, que no se me respete mi derecho a algo tan humano y beneficioso para todo en la vida, como es el estar en desacuerdo, es algo que nunca perdonaré a la generación del Sr. Delgado.

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