Alfredo Fernández
Entiéndase que si escribo este post fue porque ni siquiera pude leer un solo comentario positivo. Cuestión que hoy me brinda la posibilidad de defender Caso Cerrado y a su conductora y protagonista la Dra. Ana María Polo.
Puedo jurar que este programa, que fue acusado por los lectores de HT de banal, tonto y vulgar Es visto en Cuba por muchos más intelectuales de los que sus críticos puedan imaginar.
De hecho, lo descubrí por tres buenos amigos que, lo ven asiduamente, dos, son excelentes matemáticos y una, historiadora apasionada, aparte de ser empedernidos lectores los tres. Aunque en realidad sé de muchos más que lo ven.
De ahí que al argumento de que Caso Cerrado está hecho solo para imbéciles, o cuando menos ingenuos y desocupados del pensamiento, no me lo crea para nada.
La Dra. Polo puede que como dijo un comentarista, cometa errores al hablar, pero no admito qué alguien me ponga en duda la cubanía de esta triunfadora, que salió de Cuba siendo niña y que habla como una guajira de Minas de Matahambre, su pueblo natal en Cuba.
Del programa he visto cientos de capítulos, también he visto lo didáctico que puede resultar para los latinos que emigran a los E.U.A. Especialmente para los cubanos, acostumbrados a vivir en una sociedad en donde el único delito verdaderamente punible es ese que se comete contra la Seguridad del Estado.
Yo, he visto a la Dra. Ana María Polo buscar ayuda incluso para los grupos sociales, la he visto alertar a padres para evitar a tiempo que sus hijos caigan en grupos del crimen organizado, terreno muy fértil para latinos.
La Dra. Polo, también nos muestra, y es lo fundamental, a los Estados Unidos tal cual es, mucho mejor que Taladrid en la Mesa Redonda. Creo que si el Gobierno fuera inteligente, pondría en la televisión cubana Caso Cerrado en horario estelar.
Por otra parte me gustaría decirle a esos comentaristas que unánimemente abdicaron de Caso Cerrado, que no sé por qué, pero he descubierto, que casi siempre que me tropiezo con personas como ustedes: que me dicen ser de un gusto estético tan “elevado” que no ven Caso Cerrado y ni hablar de La Belleza Latina o Alexis Valdés, así como tampoco escuchan al horrible reggueton, o incluso la salsa, curiosamente – y desconozco la causa- tampoco suelen leer a Thomas Mann, Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges y esto por no hablarles de Kant y Hegel, ya que de antemano sé que le resultan tan, o más desagradables que la Dra. Polo.
La categoría de Snob es un acrónimo surgido justo al calor de la Revolución Francesa. Resulta que por entonces los jóvenes que arribaban a París a matricular los diferentes cursos de la Sorbona, al inscribirse, como es lógico, eran indagados acerca de su origen.
Luego de mencionado el apellido y comprobarse la ausencia de abolengo, el matriculador inscribía, “Sin Nobleza”, la frase se contrajo y pasó a la cultura como Snob. Término luego utilizado para identificar a esa persona que aparenta un conocimiento y una cultura de la que carece.
Nada queridos comentaristas, revisen lo que anoto arriba, quizás algunos de ustedes que no soporten a la Dra. Polo, a lo mejor, tampoco les haga mucha digestión las novelas de Carpentier o las Canciones de Serrat y Bob Dylan, entonces revísese a ver ¿acaso no será usted un S…?
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