Tras el paraíso soñado

Fernando Ravsberg*

Encuentro en el centro de Madrid con los disidentes excarcelados de Cuba, año 2011. (Foto: Raquel Pérez)

HAVANA TIMES, 12 abr — “Me llamo Bárbara Dueñas, soy uno de los familiares de los expresos políticos cubanos llegados a España en agosto del 2010, ex esposa de Marcelo Cano, del grupo de los 75, resido en Tarragona y estoy sola con mi hija. Desde el 19 de febrero no recibo ayuda y no sé qué hacer”.

La carta de Bárbara apareció en Periodistas en Español y en ella nos cuenta que “no hay un día que no llore desde que llegué a este país, me siento presa y desamparada, estoy enferma yo y mi hija. Ahora los servicios sociales me quieren quitar a mi hija por no poderla mantener”.

Casi al mismo tiempo nos enterábamos de que en Palmas de Gran Canarias se había suicidado Albert Santiago Du Boucher, un periodista disidente cubano, ex prisionero político, exiliado en España desde que fuera liberado el pasado año.

El choque se veía venir, hace un año, paseando por Madrid me encontré con algunos de los excarcelados y me pidieron que hiciera un reportaje denunciando las pésimas condiciones de vida a las que los sometía el gobierno del PSOE.

Meses después otro colega publicó un artículo sobre un grupo de disidentes que acamparon frente al Ministerio de Relaciones Exteriores de España para protestar contra el Centro de Acogida que los expulsó, acusándolos de formar broncas.

En la plaza Sol, el disidente Orlando Fundora -recién liberado- me explicó que tenían conflictos con el PSOE porque “nuestro aliado es el Partido Popular”. Por eso me sorprendió tanto que el gobierno de Mariano Rajoy les suprimiera las ayudas económicas.

No esperaban semejante actitud de un gobierno de derechas y están verdaderamente enojados, “no salí de una dictadura para meterme en otra”, aclara a una agencia de prensa internacional el disidente Randol Roca, quien llegó a España hace un año.

Le dice a la periodista “quiero libertad” aunque en realidad no protesta porque le niegan su posibilidad de expresarse, reunirse o asociarse sino por una ayuda de US$117 que recibían al inicio de cada temporada para comprar ropa.

Según un cable de EFE, el gobierno socialista creó un plan de asistencia de 18 meses para apoyar a los excarcelados cubanos con unos 700 euros mensuales para el alquiler por familia y 180 euros más por cada uno de sus miembros, alcanzando una suma millonaria.

Las autoridades dicen que se acabó el periodo de asistencia pero Roca sospecha que se están robando su cheque. “¿Señor mío, dónde está el dinero destinado a los refugiados políticos en España?”, pregunta y el mismo se responde que “se está yendo por otro lado”.

“Partimos de Cuba con lo puesto, y en el avión que nos trajo a España nos prometieron casa y trabajo”, dice Roca y asegura que casi todos los expresos y sus familiares -unas 700 personas- están desempleados en la Madre Patria.

La opción de Estados Unidos

Algunos de ellos se marcharon a EE.UU. pero por allá las cosas no están mucho mejor, un reciente reportaje hecho en Miami muestra a la madre de Orlando Zapata -muerto en una huelga de hambre- limpiando pisos para sobrevivir.

Además Washington es reacio a otorgar visas a los excarcelados y sus familiares, hasta ahora solo lo han conseguido los del Grupo de los 75. Al resto se les niega el estatus de perseguido político porque viven en España y allí nadie los persigue.

Para EE.UU., el asilo político ni siquiera cuadra en el caso del disidente Carlos Martínez quien espera en una prisión de Málaga el resultado de un juicio por una riña callejera. En Cuba había pasado 10 años en prisión, según explicó su esposa Marcia.

La mujer parece desesperada. Dice que llora cada día y que enfermó de los nervios. No es para menos, le cortan las ayudas estatales, está desempleada, vive en una casa donde “hay ratones y cucarachas” y su esposo vuelve a estar tras las rejas.

Marcia reclama una visa de EE.UU., donde cree que las cosas le irán mejor pero, si Washington no cede, entonces exige la autorización de La Habana para volver a residir en la isla, “nosotros, los familiares, deberíamos poder regresar a Cuba”.

Ricardo González, otro disidente exiliado en España, resume que la frustración de los excarcelados se debe al abismo existente entre las expectativas que tenían al salir de Cuba y la realidad que encontraron al llegar a la Madre Patria.

“Yo sueño que estoy aquí, destas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi”, escribió el español Calderón de la Barca y al final concluyó recordando “que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”.
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(*) Originally published by BBC Mundo.

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