Reinauguran en La Habana el teatro Martí

Elio Delgado Legón

Aurora Basnuevo y Mario Limonta en la reapertura del teatro Martí. Foto: Roberto Morejón/AIN

HAVANA TIMES — Como parte de las obras de restauración de edificios patrimoniales en La Habana, ha quedado concluido el histórico teatro Martí, que por su deterioro estuvo cerrado durante más de 40 años, y fue reinaugurado el lunes 24 de febrero, con un espectáculo de lujo al que asistieron el Presidente Raúl Castro y el Primer Vicepresidente Miguel Díaz-Canel.

La función que dio inicio a esta nueva etapa del teatro Martí contó con fragmentos de obras antológicas como Cecilia Valdés, Amalia Batista y La Viuda Alegre. Aurora Basnuevo y Mario Limonta ofrecieron un momento del teatro vernáculo.

La dirección musical estuvo a cargo del maestro Miguel Patterson y participaron los coros Nacional de Cuba, Vocal Leo y el del ICRT.

Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana y artífice de la recuperación de esta joya arquitectónica, calificó la apertura como un tributo pequeño y modesto a la obra de la nación cubana.

Recordó que un día como este, 24 de febrero, hace 119 años, comenzaba la Guerra Necesaria, impulsada por el Apóstol José Martí, a quien se quiso recordar en el nombramiento de este coliseo, ligado muy estrechamente al destino político de Cuba.

Agradeció a todos los que de una forma u otra hicieron posible esta noche, que forma parte de una serie de esfuerzos de recuperación donde se incluyen el Capitolio y el Gran Teatro de La Habana, símbolos de la historia y la cultura nacionales.

Construido por el vasco Ricardo Irijoa, el edificio, de estilo neoclásico, resulta elegante y sencillo y fue inaugurado el 8 de junio de 1884 en la esquina que forman las calles Zulueta y Dragones, en La Habana Vieja, con el nombre de Teatro Irijoa, y luego de terminada la guerra de Independencia, le cambiaron el nombre en 1900 por el de Martí.

Raul Castro y Miguel Diaz-Canel (r) en la reapertura del teatro Martí. Foto:: Roberto Morejón/ AIN

El carácter histórico de este teatro se debe a que en él se reunió la Asamblea Constituyente que aprobó la primera Constitución de la República, en 1901, luego de intensos debates, ya que Estados Unidos obligó a los asambleístas a aprobar la enmienda Platt, bajo la amenaza de que si no se aprobaba no habría república; o sea, que mantendrían la ocupación de la Isla.

La historia del teatro Martí no se puede resumir en pocas palabras, pues a partir de 1910, por su escenario pasaron numerosas personalidades del teatro y compañías traídas de España y las cubanas de Alberto Garrido (padre) y Arquímides Pous. Más tarde vino la época de oro del tango, y a partir de 1931 comenzó el teatro vernáculo cubano con la compañía de Manuel Suárez y Agustín Rodríguez y con Gonzalo Roig y Rodrigo Prats como directores de orquesta, etapa que se extendió por más de cinco años y consolidó el teatro lírico cubano con los estrenos de sus obras más representativas.

Después de 1959, el teatro Martí tuvo un nuevo esplendor al permitir a las nuevas generaciones de cubanos apreciar el arte del grupo Jorge Anckermann, con la dirección musical de Rodrigo Prats y las actuaciones de dos inolvidables figuras del arte muy ligadas a la historia de ese teatro: Candita Quintana y Alicia Rico.

Por su deterioro constructivo, el teatro fue cerrado para una reparación capital, pero por diversas razones, las obras se demoraron varios años en comenzar, lo que acentuó su deterioro al punto de necesitar una reconstrucción y restauración de sus estructuras de manera que mantuviera el mismo ambiente y la misma vista de cuando se inauguró, pero desde el punto de vista técnico, debía posibilitar la actuación de compañías modernas, que necesitan elementos que no tenía el teatro original.

Así por ejemplo es nueva la parrilla automatizada para la mecánica escénica, y el equipamiento contra incendios, entre otros; pero siempre bajo la máxima de respetar los valores patrimoniales.

Según informó la arquitecta Marilyn Mederos Pérez, proyectista general de la obra, para aislar la sala del ruido exterior, se dejó por fuera la carpintería francesa de madera, como era originalmente, pero por la parte interior se colocaron otras ventanas con juntas acústicas y además se colocaron gruesas cortinas de terciopelo y se alfombró toda la sala para contribuir a una mejor acústica.

Con la reinauguración del teatro Martí se devuelve a la vida una de las edificaciones patrimoniales más importantes de La Habana, salvada para el disfrute del pueblo por la Oficina del Historiador y con la colaboración de varios organismos del Estado.

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