¿Qué pasa con las piscinas en Casas Particulares de Viñales?

Fernando Ravsberg

Emilia Díaz. Foto: Raquel Pérez Díaz

 

HAVANA TIMES — Emilia Díaz nació en el valle de Viñales, con apenas 12 años fue alfabetizadora, después se hizo maestra, respondiendo al llamado de la Revolución.Tiene un montón de títulos, reconocimientos y medallas ganados a lo largo de su vida.

Vivió muy humildemente hasta que el gobierno le autorizó a alquilar a turistas un cuarto de su casita. Junto con su hijo invirtieron todo lo que ganaban en ampliar y mejorar la vivienda, hoy alquilan 5 habitaciones y tienen un restaurante.

Ariel Rodríguez es miembro del Partido Comunista desde hace 39 años, fue dirigente político, combatió en Angola y preside la Asociación de Combatientes de Viñales. También tiene la vida llena de diplomas y medallas de reconocimiento.

Ni los 40 años en el Partido ni haber sido combatiente protegieron a Ariel cuando empezó la guerra de las piscinas. Foto: Raquel Pérez Díaz

La jubilación de Ariel no alcanza para comer todo el mes, así que se asoció con su hija y crearon dos pequeños hostales, en total 5 habitaciones. La apertura al trabajo privado les ha permitido sobrevivir, crecer y convertirse en personas prósperas.

Son 2 de los cubanos a los que el gobierno provincial les retiró las licencias de cuentapropistas por el “delito” de construir piscinas en sus hostales. Gastaron miles de dólares y ahora les exigen que las conviertan en cisternas o que las tapen con tierra.

Emilia y Ariel son gente integrada a la Revolución así que estaban convencidos de que se trataba de un error. Fueron al Gobierno provincial y esperaron 24 horas para ser atendidos, durmieron en un parque vigilados por la Brigada Especial de la Policía.

Cerrar las piscinas de Viñales parece una política tan estratégica que se usan imágenes de satélite para detectar la ubicación y han creado un pomposo “Grupo de enfrentamiento”, para contrarrestar las acción de esos “peligrosos” jubilados y sus familias.

Los afectados buscan una explicación, en el Partido provincial les piden paciencia, igual que en la Asamblea Nacional. En ese peloteo llevan 2 meses sin ingresos y no son los únicos, solo en casa de Emilia quedaron desocupados 14 empleados.

Tocaron todas las puertas, pero no encuentran una institución donde reclamar sus derechos. “Nadie quiere meterse en candela” con el Partido y el Gobierno provincial, ni siquiera los medios de prensa nacionales, a los cuales se les envió la información.

Finalmente, escribieron una carta al propio Raúl Castro (1), en la cual le exponen sus puntos de vista. Esperan que el Presidente intervenga y que el caso se revea, porque lo consideran discriminatorio, ilegal, antieconómico y, sobre todo, muy irracional.

El Ministerio de Finanzas estipula los impuestos que deben pagar quienes tengan piscinas con fines comerciales en Viñales. Foto: Raquel Pérez Díaz

Creen que es una política discriminatoria, pues en Viñales y en todo Pinar del Río funcionan piscinas privadas sin que nadie los moleste, algunas de ellas sin permiso legal para ejercer actividad económica, por lo que ni siquiera pagan impuestos.

Sostienen su legalidad basándose en una resolución del Ministerio de Finanzas (2) donde se estipula el impuesto que deben pagar los cuentapropistas por piscinas comerciales en Viñales, un polo turístico vital para descongestionar La Habana y Varadero.

Tal vez sea tarea del Ministerio del Turismo explicar a los dirigentes pinareños la importancia de las 1200 habitaciones privadas que se alquilan en Viñales, un pueblo donde los turistas han tenido que dormir en el parque por la escasa oferta hotelera del Estado.

Emilia Díaz me cuenta que su piscina la llenan con un pozo propio, hecho por ellos mismos y que en su provincia no hay problemas de sequía. Las dos albercas que vimos tienen sistema de reciclaje, lo cual permite usar la misma agua durante 2 años.

El periódico Escambray se pregunta “por qué si se trata de ahorrar agua no se prohíben todas —incluso las inflables, la cuales se comercializan en los centros comerciales—; y por qué se permite importar piscinas y aditamentos para su construcción, si después las declararán ilegales”. (3)

Lo irracional del asunto es que una vez cerrada la piscina se les permite poner encima otra plástica, aunque sea más grande y sin tener en cuenta que el consumo es mucho mayor, porque se les debe cambiar toda el agua cada semana.

Si estos cuentapropistas fueran considerados parte de la industria turística no les cerrarían los depósitos, de la misma forma que no vacían las de los hoteles y se construyen campos de golf, los cuales consumirán más agua que todas las piscinas de Cuba juntas.

Si hay sequía, habría que cerrar todas las piscinas. ¿Por qué solo las construidas desde determinada fecha? ¿Por qué se cierran las de los hostales y se mantienen abiertas las de algunos particulares?¿Por qué unos tienen derecho a gastar agua y otros no?

La funcionaria del Partido provincial con quien hablamos aclaró que el asunto compete al Poder Popular, pero el Presidente de la Asamblea Provincial nunca nos devolvió las llamadas. Demasiadas incoherencias y secretos, algo huele mal y no es el agua de las piscinas.

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