Lo que debiera saberse en Cuba de Miami

¿Dónde está la policía?

Vicente Morín Aguado

HAVANA TIMES — Existe un chiste entre los cubanos, alguien dice de pasada: La Habana, la ciudad de los dos millones… La frase queda en el aire esperando alguna opinión, cuya respuesta será ¡dos millones, uno de ciudadanos, el otro de policías! Las estadísticas indican unos 5 millones de personas en el área metropolitana de Miami, les contaré sobre la presencia policial durante mi primera noche en el centro de esta ciudad.

Jorge Alejandro Soca, lector y comentarista de Havana Times, fue a buscarme al hotel, rescatándome de una auténtica cárcel de lujo, para llevarme hasta el parque frente a la bahía, una de las áreas más concurridas de la ciudad. Lo primero fue encontrar parqueo, finalmente apareció un espacio, cuyo precio equivalía al plato fuerte de un restaurante en mi país, algo pagado por Soca como una rutina, señalándome el camino hacia el mar.

No es de buen gusto hablar del consumo aunque es imposible soslayar que comimos la carne roja prohibida en Cuba. Después intercambiamos impresiones en un balcón, casi tocando con la mano las embarcaciones de recreo que por miles, de cualquier tamaño, oscilaban en la quietud de la noche o arrancaban estelas de espuma con inquilinos a bordo.

Les cuento de un boulevard superior a los dos kilómetros de largo, donde no hay espacio entre las cafeterías, bares, kioscos, discotecas y demás establecimientos capaces de ofrecer servicios a decenas de miles de personas reunidas en el preciado fin de semana norteamericano, premio a las cinco jornadas laborales previas, generalmente marcadas por un arduo trabajo.

Miami, capital mundial de los cruceros, ciudad principal del llamado estado del sol, acoge varias veces más turistas de los que puedan contarse en La Habana, sin embargo, la población local los supera en cualquiera de las instalaciones abiertas al público, repletas de bebedores, familias de paso rodando sus coches con los bebés dentro y demás consumidores posibles en cualquier noche de verano, privilegio de la Florida, cercana al trópico.

Mi amigo me concedió la posibilidad de brindar con un símbolo de los récords, la emblemática cerveza negra Guiness, fuerte estímulo capaz de abrir mis ojos más allá del choque natural que provoca en un cubano de Cuba tanta exhibición de consumo, imposible de abarcar mentalmente por quien nunca ha estado en el primer país del primer mundo.

Acostumbrado como estoy a las noches habaneras, lo digo sin sonrojo, libre de compromisos de pago oficiando de guía turístico, afanoso busqué los policías que normalmente custodian cada esquina de mi ciudad, mirando recelosos a cuánto cubano se relaciona con un turista, sin encontrar esta vez uniformado alguno entre tantas miles de personas a lo largo de un área cuyo recorrido total hicimos durante varias horas.

No conocí de reclamos a voz de cuello, nunca vi una agresión personal, menos aún alguien intentando sobrepasar al otro durante la espera por algún servicio. Abundaba la cortesía, en tanto los turistas europeos andaban sin ser molestados, conversando a su aire con quien deseaban, bien diferenciados porque Miami es una urbe latinoamericana.

Aquí tal parece que no es necesario cuidar tanto a la gente o tal vez la gente tampoco desea ser tan especialmente “protegida” por las autoridades.

Pasaron los días, visité una escuela, varios supermercados, inmensos al compararlos con el mayor de los existentes en mi país, volví al centro de la ciudad, donde están las sucursales de los mayores bancos del mundo, entre ellos el tristemente célebre PARIBAS, recientemente multado con una cifra multimillonaria, acusado de violar acuerdos referidos a no comerciar con Cuba.

Hice muchas preguntas porque frecuentemente me perdía en las calles muy uniformes en sus cristales, de una ciudad cargada de rascacielos, todos parecidos en su concepción arquitectónica. Les cuento de la ciudad antigua, lo que sería La Habana Vieja, Centro Habana y El Vedado, hay otro Miami residencial totalmente diferente.

Hasta hoy sigo preguntándome, ¿Dónde estaba la policía?

Continuará…