Equipo Cuba internacional: solamente una quimera

Por Ronal Quiñones

HAVANA TIMES — Es el deseo de la gran mayoría de los aficionados al béisbol en Cuba, pero llevar al Clásico Mundial de 2017 a peloteros que han abandonado la Isla parece más una quimera que una realidad.

Parecía que la diplomacia del delfín, Antonio Castro, iba encaminada a lograr ese objetivo, pero las autoridades de la nación caribeña han dejado clara su negativa a conformar un equipo unificado, al menos, hasta ahora.

No importa que los resultados de la novena cubana en los últimos años no han sido nada positivos; se vuelve a tratar a los peloteros como criminales, cuando en el resto de las esferas sociales y laborales cualquiera puede marcharse de Cuba sin convertirse en persona non grata en su propio país de origen.

La visita de diciembre pasado encabezada por Joe Torre y otra similar en marzo de este año  con los Tampa Bay Rays para efectuar un partido amistoso con la selección nacional de Cuba hacían pensar en una apertura en este sentido, pero seguimos en las mismas.

La sensación que queda es que las Grandes Ligas han accedido a muchas de las exigencias de la Federación Cubana de Béisbol, pero quien realmente manda es el Departamento de Estado, y hasta que no se permita a los cubanos jugar en igualdad de condiciones con el resto de los foráneos en Grandes Ligas, desde La Habana no habrá tolerancia.

Lo que dicen los fanáticos

El estado de opinión sigue siendo favorable a la apertura, según constatamos en visita a otra de las peñas que se reúnen por azar en cualquier parque de la capital, en este caso en el de la Virgen del Camino.

El Equipo Cuba en el Clásico de Béisbol de 2013.

Marcos, un joven que se dedica a la venta de CDs, no entiende por qué sigue el peliagudo asunto sin resolverse: “El mundo entero funciona de una forma y nosotros de otra, que es la de la politiquería. Si van a seguir así, mejor que no participen en competencias profesionales, porque lo que dan es pena.”

“Lo que pasa es que aquí siempre se ha politizado mucho el deporte y obligan a la gente a estar contigo o contra ti, cuando no es así”, opina Raidel. “Por eso algo tan fácil en todas partes aquí se convierte en algo difícil. Ningún país se opone a que quienes juegan en otras Ligas los representen, porque se supone que son precisamente ellos quienes mejor lo pueden hacer por su calidad. Aquí estamos llevando equipos de segunda, cuando podemos conformar tremenda escuadra para el Clásico.”

“Señores, pero tampoco se puede olvidar a los que siguen jugando Series Nacionales”, señala Samuel. “¿Cómo le vas a decir al que se mantuvo aquí contra tiempo y marea que ahora va a ocupar su lugar uno que se fue en busca de dinero sin importarle nada más?”

“Mi amigo”, le contesta Richard, “nadie está diciendo que no pueden estar, pero se lo tienen que ganar. Nosotros queremos que estén los mejores, no importa si juegan en Series Nacionales o en la MLB, se supone que vayan al Clásico los que tengan más talento y calidad. Tú preguntas que quién le dice que no pueden estar en el equipo, ahora yo te pregunto a ti, ¿quién le dice a los Puig, Chapman o Abréu que no pueden salir del cuarto o bañarse en la piscina del hotel o que no les van a dar dieta hasta que se acabe el torneo, se imaginan? Eso es lo que de verdad le preocupa a nuestros dirigentes, porque ya a esos peloteros no los pueden manipular ni presionar porque son libres, ya dieron el paso más importante de sus vidas y no los pueden intimidar.”

“Ahí sí que le da el infarto a los Higinio y compañía”, dice jocosamente Maikel. “¿Se imaginan a esos peloteros negándose a firmar una Declaración de la Patria para condenar el acoso a Venezuela o un Manifiesto por el cumpleaños de Fidel? Mejor no sigo, porque es para reírse.”

“En esas cosas nunca se sabe”, afirma Abelardo. “Si Barack Obama y Raúl Castro se sentaron juntos a ver un juego de béisbol en el estadio Latinoamericano, es probable que todo se solucione favorablemente. Lo que pasa es que va pasando el tiempo, y en lo que eso llega, seguimos desangrándonos. La vida se nos va y no podemos ver a un equipo Cuba con vergüenza en un torneo internacional. No hablo del título, sino de lucir bien, y no como aficionados ante los profesionales.”

“Mientras se siga pensando que eso es renunciar a los principios, estamos muy mal”, reflexiona Lázaro. “Se necesita una madurez política que me parece todavía no tenemos. Lo peor es que pudiéramos ver a algunos de ellos con otros equipos, y no estoy hablando de los descartes que han jugado con España o Brasil, sino de los buenos, jugando por Estados Unidos, por ejemplo. Eso para mí le pondría la tapa al pomo y se acabarían los remilgos de una vez por todas.”

“O sería peor, ¿quién sabe?”, se pregunta Adonis. “Es probable que se utilice como justificación para dejarlos a todos fuera, y entonces a lo mejor la MLB castiga a Cuba y hace el equipo exclusivamente con los que juegan allá. Esto es algo impredecible.”

“Lo que no es impredecible”, comenta Alexei, “es que Céspedes o Kendrys Morales lo hagan mejor que los que juegan ahora. Desgraciadamente aquí lo que piense la afición no tiene peso para aquellos que deben tomar las decisiones supuestamente por el bien de la pelota cubana, y eso parece que no va a cambiar.”

Todavía quedan unos cuantos meses para el Clásico Mundial del próximo año, y en el tema Cuba-Estados Unidos siempre puede haber sorpresas, esperemos para ver si la pelota se incluye entre estas.

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