El Papa sigue siendo noticia en Cuba

Vicente Morin Agudo

HAVANA TIMES — Hay noticias que lo son si resaltamos cuanto se esconde detrás del hecho. Tal es la carta de Su Santidad Benedicto XVI, dirigida al Presidente Raúl Castro y publicada recientemente en la prensa cubana, donde además de agradecer, esto es reiteración, las atenciones recibidas en el país, el Sumo Pontífice dice:

“Correspondo a la exquisita hospitalidad que se me ha brindado en inolvidables días transcurridos en Vuestra Patria con un singular recuerdo en la oración, suplicando al Altísimo que Cuba continúe avanzando con decisión por los caminos de la libertad, la solidaridad y la concordia, para el bien común y el recto progreso de todos sus hijos e hijas.”

¿Qué hay detrás?…

Intento explicarlo en las próximas palabras de este reportaje desde la capital de todos los cubanos, frase repetida y no menos controvertida, pero necesitada de otro artículo periodístico.

Lo que “suena” en las calles es que cierta parte de los opositores al actual sistema político cubano, le “piden la cabeza” al Cardenal Ortega por aceptar que, antes de la visita del Papa, la policía desalojara a unas personas que ocuparon la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en La Habana, intentando convertir la iglesia en lugar de asilo político.

La campaña en ciernes, solicita firmas de adhesión contra Su Eminencia, el primero entre los obispos de Cuba, condenándolo por supuesto contubernio con las autoridades de país en el asunto de los, evidentemente ocupantes ilegales del templo.

¿A dónde llegaríamos si las Iglesias fueran convertidas en Embajadas con derecho de asilo? Ciertas personas, o grupos asociados, pueden manifestar sus deseos, pero existe algo que se llama sentido común.

Por eso les propongo conocer las opiniones de los cubanos tras la visita de Benedicto XVI, antes de sentenciar el final de la actual polémica.

La imagen general, tal y como el propio Joseph Ratzinger pudo apreciarla en su fuero interno, es tan exacta como las recientes palabras del Jefe de Estado del Vaticano:

“Con el gozo de haber llevado a cabo mi Viaje Apostólico a Cuba, para la celebración del cuatrocientos aniversario del hallazgo y presencia en esa Nación de la venerada imagen de Nuestra señora de la Caridad del Cobre, me es grato expresar a Vuestra Excelencia y a las demás Autoridades del País mi viva gratitud por las esmeradas atenciones que me dispensaron durante mi inolvidable estancia en esas nobles tierras…”

Su Santidad se dirige al Presidente Cubano, pero la Cuba del sucesor de Juan Pablo II, es un país muy distinto al que visitó el beatificado Papa, catorce años atrás:

“Maní, manisero llegó. Caserita no te acuestes a dormir, sin comerte un cucuruchito de maní.”

Ahora hay otros pregones, a tono con los tiempos en el mundo y la nueva realidad en Cuba:

“Compro Oro, cualquier pedacito de Orooo!, se pesa al momento y se paga ¡bien!”…

Un cubano jocoso, al decir popular, repitió este pregón durante la Misa del Sumo Pontífice en la Habana. Requerido, se disculpó diciendo: “¡Nada es muy nuevo trabajo, soy joyero y los brillos me emocionan!”

Cierto o no, el hombre alcanza el beneficio de la duda, como lo mereció el gran Galileo cuando dijo “pero se mueve” y, verdaderamente no sabemos si fue a penas un balbuceo para sí mismo, mientras enfrentaba a los inquisidores, amenazándolo con los instrumentos de la tortura.

Si usted no insiste en identificaciones, la gente opina libremente, como Caridad, esperando su turno para cobrar la jubilación del mes:

“El Papa es un hombre sabio, muy respetado. Había que oírlo, como hablaba el español, clarito para que lo entendieran sin traductor. Habló la verdad de la Iglesia, de la confraternidad entre todos los cubanos.”

Bares y Barberías son sitios de múltiples opiniones. Nos vamos hasta Enrique, “arregla cabezas” desde hace tres décadas en Centro Habana:

“Como saben mis vecinos, estoy aquí pelando, porque fue el oficio aprendido de mi padre y de mi hermano mayor. En el sesenta y ocho le intervinieron la barbería a Papa. Pasamos al estado con un salario. Parecía aceptable de momento, porque la plata más o menos alcanzaba y la empresa tenía los abastecimientos. Luego empezaron los NO; el falta esto y lo otro: Tijeras, maquinas de pelar, inclusive ¡hasta el talco!”

¿Entonces, estas mejor?

“Vamos a ver, yo lo veo casi como antes, pero un poco mas legal. Somos una cooperativa, ponemos precios, lo que es mejor y nos administramos. Ahora bien, debemos pagar impuestos, salarios y llevar cuentas. ¡Ya veremos!”

La Barbería va tomando temperatura. Unos esperan para pelarse y otros hacen tiempo. Un señor mete “la cuchareta”:

“Al Papa lo recibimos con dignidad y respeto, como Jefe de Estado de la Iglesia Católica. Le demostramos que somos un pueblo culto, firme frente al Imperialismo…”

En este momento aparecen guiños cómplices y gestos indicando, no le hagas caso…ese hombre está loco, etc. De cualquier forma, su opinión es parte de muchas parecidas, de aquellos que, creyentes o no, aplaudieron como parte de la multitud.

Camino a casa, me espera el rostro de una mujer, igual a la de otros, contando lo que hay y lo por venir, para hacer la comida. En el parque más cercano saludo a Miguel, obrero tipógrafo, cuyo sindicato fuera de los más combativos en nuestro país.

“Aquí me ves amigo, esperando la carroza.” ¿Cómo que la carroza Migue, qué es eso?:-  “Chico, la que nos llevara a todos, porque al final terminaremos en el mismo lugar.” No hables así hombre, mira que hasta El Papa vino a verte.-Sonríe sin llegar a la carcajada- “El Papa, pues si es capaz de hacer un milagro, entonces que baje el precio de la comida, porque la cosa esta que ¡arde!”

Estamos ante límites. Hay ansiosos y desesperados, pero es bueno recordarles la idea central de una conferencia de prensa, ofrecida por el Cardenal Ortega Alamino, dicha precisamente en la tierra natal del actual Papa, diez años atrás: La Iglesia Católica en Cuba no puede ser el partido político de la oposición, hasta ahora inexistente en el país.