Cuba respira tranquila

Fernando Ravsberg*

Las imágenes de Chávez en las vallas de propaganda oficial en Cuba lo ubican en el tercer lugar de popularidad tras Fidel y Raúl Castro. Foto: Raquel Pérez

HAVANA TIMES — La mayoría de los cubanos respiran más tranquilos esta semana, la victoria de Hugo Chávez en Venezuela les asegura un abastecimiento estable de petróleo a cambio del trabajo de decenas de miles de cooperantes para sus programas de salud y educación.

El saludo cubano a Chávez fue escrito personalmente por el Presidente Raúl Castro, destacando que “tu decisiva victoria asegura la continuidad de la lucha por la genuina integración de Nuestra América, te reitero nuestra solidaridad y apoyo inquebrantable”.

Pero no todos están felices, disidentes y exiliados lo perciben como una maldición que permite la prolongación del socialismo en Cuba. Saben que el Embargo Económico de EEUU nunca tendrá los resultados que pretenden mientras La Habana tenga ese apoyo.

Para el cubano de a pie la ecuación es más sencilla, la reelección de Chávez como Presidente de Venezuela implica 6 años más sin apagones, una desdicha que todos recuerdan de los años 90, entonces las interrupciones llegaron a ser de hasta 8 horas diarias.

Los 100 mil barriles

Cuando se comenzaron a anunciar los resultados de las elecciones venezolanas, “me llamó una amiga de California para felicitarme, me dijo riéndose que se alegraba porque yo podría seguir durmiendo con aire acondicionado”, me cuenta una joven cubana.

Durante los días previos a las elecciones muchos conocidos, desconfiando del triunfalismo de los medios nacionales, me preguntaban sobre cuál sería el resultado electoral venezolano y que capacidad real tenía Cuba para enfrentar una derrota chavista.

Para nadie es un secreto que el país no tiene capacidad de autoabastecimiento de petróleo, necesita los 100 mil barriles diarios que llegan desde Venezuela, los que equivalen a un monto de divisas que Cuba no podría pagar sin el trabajo de sus cooperantes.

También implica un respiro para esos mismos cooperantes, que rotan por Venezuela ganando una parte de su salario en divisas, lo cual les permite importar a la isla los electrodomésticos que nunca hubieran podido comprar con sus salarios normales.

Un mal recuerdo

La victoria chavista disipa otra vez los malos recuerdos de los años 90, cuando los apagones eran tan largos que la gente en broma decía que teníamos “alumbrones”. Años muy duros para la mayoría de los cubanos por todo lo que traía aparejado.

Incluso en la Catedral de La Habana se han celebrado misas por la salud de Hugo Chávez, afectado por un cáncer y tratado en por médicos cubanos. Foto: Raquel Pérez

La falta de electricidad implicaba que no había aire acondicionado, ni siquiera un ventilador para refrescar las calientes noches tropicales. La gente dormía en las azoteas y las madres pasaban en vela abanicando a sus pequeños para refrescarlos y espantarles los mosquitos.

Tampoco era posible disfrutar de una ducha porque en la mayoría de las casas y edificios el agua se bombea a los tanques con un motor eléctrico. La que se reservaba para beber se tomaba caliente y en los refrigeradores se pudría la comida por falta de frío.

Sin embargo, ahora la situación sería aún mucho más grave porque en aquellos años se usaba para cocinar gas, keroseno y leña, mientras que ahora la “Revolución Energética” cambió una gran parte de esos enseres a otros que utilizan la electricidad.

Una estrategia común

Cuba está tratando de diversificar sus relaciones internacionales pero aún ningún país ni grupo de países puede sustituir a Caracas. En la venta de servicios por ejemplo, mientras que Venezuela absorbe 40 mil cooperantes cubanos, en toda África trabajan 5000.

Pero la Venezuela de Chávez no solo interesa a Cuba en el terreno económico. El gobierno cubano tiene también una apuesta política regional con proyectos de integración latinoamericana que incluyen a La Habana y dejan fuera a su principal enemigo, EEUU.

Las políticas petroleras solidarias de Caracas hacia el continente han permitido crear el ALBA una comunidad de Estados de izquierda donde Cuba se mueve como pez en el agua y también empujar hacia formaciones más amplias y diversas como UNASUR y CELAC.

De hecho las relaciones bilaterales dan a La Habana una mayor presencia en el continente gracias a programas de salud como la Operación Milagro y de educación como la alfabetización con el método “Yo sí puedo”, financiados por Venezuela y ejecutados por cooperantes cubanos.
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