Armas para vivir con salud

Fernando Ravsberg*

Los vecinos de La Habana Vieja, uno de los barrios más humildes de la capital tienen acceso a tratamientos preventivos y curativos de salud mental sin salir de su comunidad.

HAVANA TIMES — “Estoy de baja laboral por 3 meses porque me están atendiendo en el hospital de día del centro de salud mental de mi barrio”, me comenta una buena amiga que acaba de divorciarse. El asunto despierta de inmediato mi curiosidad y me cuelo con ella en la institución.

Me encontré una gigantesca casona de La Habana Vieja, recién restaurada por la Oficina del Historiador, donde un grupo de psiquiatras, psicólogos, médicos, terapeutas ocupacionales y asistentes sociales trabajan para prevenir y curar las enfermedades mentales de los vecinos.

Una veintena de personas se preparaba para la terapia de grupo, donde cada uno habla de sus problemas. Les pregunto si no les resulta difícil “desnudarse” frente a tanta gente pero una joven me responde que: “las opiniones de ellos sirven para sanarme y las mías los sanan a ellos”.

Entre los pacientes había una joven periodista a la que le cuesta relacionarse con las personas. “Era tan frustrante que me provocó una fuerte depresión”, me cuenta y agrega que “aquí ya he descubierto cuales son los mecanismos y complejos que provocan mis miedos”.

María Teresa González llegó al hospital por el intenso stress de su trabajo en un banco. Nos asegura que “no hubiera podido salir adelante sola. Aquí aprendí a quererme, sentirme bien conmigo misma, a no estresarme por lo externo, comprendí la importancia que tengo yo misma”.

“Las pastillas solo podían darme una solución temporal pero no garantizaban que no volvería a caer”, dice Luis Muñoz. El joven de 30 años agrega que “en el hospital de día comprendí que yo soy el unico responsable de mi depresión y por lo tanto quien puede desmontarla”.

El doctor Isidoro Bali aplica diferentes técnicas con sus pacientes sin casarse con una escuela psiquiátrica especifica con lo cual aumenta el diapasón de posibilidades curativas.

Todo lo que afecte la salud

Atienden pacientes con depresión, stress o enfermedades mentales y cuentan con especialistas en niños, sexología, alcoholismo y drogodependencia. Los de internación diurna pasan desde las 8,30h a las 16h en el hospital, donde además desayunan, meriendan y almuerzan.

La Dra. Ana Julia Clemente, directora del centro de salud mental, me explica que atienden a los más de 100 mil habitantes de La Habana Vieja y asegura que “nuestra responsabilidad tiene que ver con todo lo que pueda afectar la salud mental de esa comunidad”.

Además su institución tiene un psiquiatra y un enfermero trabajando en cada uno de los 5 policlínicos del municipio e inaugurarán pronto la clínica del stress, donde se le darán a los pacientes técnicas para poder convivir con el ajetreo cotidiano sin que eso los dañe.

La Dra. Clemente me explica que al “estar ubicado dentro de la comunidad el centro responde a sus necesidades. Es completamente gratuito y atiende a todos, desde el ´asistensiado social´ al que ni siquiera se le cobran sus medicamentos hasta el obrero o el gerente”.

El mayor logro del centro es haber reducido el nivel de ingresos hospitalarios por problemas de salud mental en el municipio. El objetivo es mantener al paciente dentro de su familia y de la comunidad, salvo en los casos en que su diagnóstico recomiende su internación en un hospital.

El psiquiatra del centro es el Dr. Isidoro Balí y los casos más comunes que atiende “son el stress, el síndrome del nido vacío, trastornos neuróticos, depresivos, esquizofrenia, alcoholismo y el tabaquismo. Tenemos pacientes drogodependientes pero su número es mínimo”.

La técnicas con que trabaja Balí son muy variadas, además de las terapias de grupo, de pareja o la psicoterapia, los pacientes reciben clases de arte, cine debate, visitan museos, educación física y una vez a la semana van juntos a actividades recreativas que incluyen desde las discotecas hasta la playa.

Luis aprendió en el hospital de día que en sus manos está la posibilidad de curar su depresión.

El psiquiatra me asegura que intentan abrirles el mundo, “sacarlos de sus casas y de la TV a disfrutar de una puesta de sol, de en un concierto o visitando una galería de pintura, aprovechando que en nuestro país es más barato ir a una función de ballet que tomarse una cerveza”.

El objetivo del centro es que el paciente estructure su personalidad lo más rápido posible. Tras los primeros 3 meses de hospital de día, acuden una vez por semana a recibir apoyo para su reincorporación social, hasta que se les da el alta definitiva.

“En Cuba esos psicoanálisis de 5 o 10 años no son comunes”, me explica el Dr. Balí y agrega que “el hospital de día no es un lugar para venir a reposar un tiempo y luego regresar a lo mismo. Por el contrario está pensado para que los pacientes adquieran las habilidades necesarias para la vida”.
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(*) Publicado originalmente por BBC Mundo.

 

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