Antonio Pacheco: ex-capitán de capitanes

Por Ronal Quiñones

Antonio Pacheco, como director técnico del equipo Santiago de Cuba. Foto: Alex Castro

HAVANA TIMES — Las autoridades deportivas de Cuba acaban de degradar a otro de sus hijos más ilustres: el ex-pelotero y director técnico Antonio Pacheco, conocido hasta hace poco como el Capitán de capitanes. Su gran responsabilidad en los equipos cubanos por más de dos décadas pretende ser borrada porque decidió pedir residencia en Estados Unidos, para allí trabajar como técnico.

Vale aclarar que ya en Cuba Pacheco había cumplido todos sus objetivos: único pelotero que vistió todos los uniformes de la selección de su país, en todas las categorías, desde niño, estelar segunda base y capitán de la escuadra nacional por casi dos décadas, campeón como jugador y como entrenador en los torneos domésticos, y director del equipo Cuba, que como dice el destacado intelectual Norberto Codina, es más difícil que ser ministro.

El expelotero, de 50 años, residía en Canadá y trabajaba como entrenador allí desde hacía más de un año en una academia de béisbol para niños gracias a un contrato a través de Cubadeportes, empresa del gobierno cubano, pero en julio decidió mudarse al país vecino con su esposa Noemí, quien trabajaba como enfermera en Canadá.

Casi un mes después de su llegada a Estados Unidos, Pacheco declaró que quisiera poder convertirse en entrenador de las Grandes Ligas y para eso debía acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, aunque declinó hablar de política.

Esto causó polémica en Cuba, porque la Ley fue confeccionada para dar asilo en suelo norteamericano a quienes salen ilegalmente de la isla y temen ser perseguidos a su regreso, o lo eran ya antes de partir, pero la utilizan prácticamente todos los cubanos que llegan a Estados Unidos, aunque estén muy lejos de ser perseguidos políticos, como el caso de Pacheco.

La reciente política migratoria aplicada en la mayor de las Antillas permite las contrataciones en el exterior, pero en el caso del deporte siempre es a través de su empresa y, por otro lado, en Estados Unidos ningún cubano puede cobrar mientras tenga residencia oficial en la Isla. Esto dejó a Pacheco en la encrucijada más importante de su vida, “una segunda oportunidad”, como dijo él mismo, para intentar como entrenador lo que no pudo hacer como jugador, brillar en el máximo nivel de la pelota mundial.

Antonio Pacheco (izq.) junto a Angel López, ex receptor villaclareño. Foto: cafefuerte.com

En un reciente intercambio con aficionados al béisbol, este tema no pudo ser evitado.

Perucho, trabajador de Servicios Comunales, ve todavía muchas sombras en el caso. “Dicen que estuvo negociando una extensión de visa y de contrato en Canadá, pero aquí se la negaron. Yo creo que hubo problemas desde la derrota en la final olímpica en Beijing, porque al regreso no quiso ser director ni en Santiago. Aquí nunca te van a decir toda la verdad, y él a lo mejor tampoco quiere hablar demasiado porque aquí todavía están sus dos hijos”.

“Pero no tenía que solicitar asilo político”, considera Abraham, “eso los cubanos lo piden cuando quieren quedarse definitivo y es el recurso más fácil para legalizarte. Para el resto de los emigrantes es un problema. Me parece que se aprovechó de la Ley de Ajuste, porque él aquí no corría ningún peligro”.

“Mi hermano”, le responde Sixto, “nosotros no hicimos las leyes, y si nos joden por todas partes, en alguna tenemos que sacarle provecho. Si quiere tener papeles y trabajar como uno más, esa es la vía, y al año ya es residente permanente. Cuando pase un año es un ciudadano normal, no un refugiado, y podrá hacer realidad su sueño de estar en las Grandes Ligas. Aquí ya lo había hecho todo, no tenía techo”.

“Pues a mí me parece”, vuelve Abraham, “que después que se le acabó la buena vida y empezó a vivir como uno más, se le acabó el sentimiento y la conciencia revolucionaria que durante tanto tiempo defendiera. Lo veo como un oportunista.”
“¿Y eso que tú dices no es ser extremista?”, riposta Sixto, “mientras fue atleta no se vendió nunca y eso que le ofrecieron millones, siempre tuvo una posición digna y consecuente. No creo que para Pacheco la vida en nuestro país fuera tan difícil. Ahora decidió ir a trabajar y vivir en Estados Unidos, esa es su decisión, nadie tiene derecho a cuestionarla y menos a llamarle traidor.”

“Señores”, apunta Carlos, “todo cubano que llega a tierra norteamericana para poder trabajar debe acogerse a esa Ley, y más cuando llega de forma ilegal, aunque tenga visa temporal en Canadá como fue su caso. En Miami tuvo una oferta muy tentadora, y para trabajar con gente conocida, ex-peloteros cubanos como él. Lo que pasa que como es el Capitán de Capitanes eso tiene gran connotación política, pero de aquí se han ido muchas figuras, incluso altos cargos del Gobierno, y no se ha politizado tanto. El cumplió como pelotero y cubano cuando nos representó, ahora quiere ponerse un nuevo reto en la vida, que viviendo aquí no lo podía cumplir.”

“Eso es verdad”, lo apoya Richard, “¿Cuántos artistas pasan más tiempo fuera de Cuba viviendo a toda leche y cuando regresan los recibimos con bombo y platillo? Ninguno es mejor que Pacheco, lo que pasa es que no necesitan emigrar. Traidores son los que ocultan la verdad, como hizo (el comentarista de la tv) Modesto (Agüero), que después de este rollo el otro día se puso a hablar de los mejores segundas bases de la pelota cubana y no mencionó a Pacheco. Para él la lista acababa con Padilla, que toda la vida le calentó el banco. Es mejor no decir nada antes de omitir un hombre tan grande y sin dudas el mejor de todos. Ahora querrán borrar su rica historia y sus números, como si no hubiera jugado en Cuba, como han hecho con tantos otros. Como si no verlo en programas de televisión u olvidarse de ellos en una lista de records fuera suficiente para borrarlos de la mente de la gente”.

La peña del Parque Central. Foto: Juan Suárez

“No puede ser traidor alguien que siempre recibió menos que lo que se mereció, que jamás nos traicionó y ahora decidió vivir su vejez donde más le plazca. Peores son los que te roban y te engañan todos los días, que andan en su carrazo y no te miran, y no les cabe la barriga en el cuerpo, con su cara rosadita. Esos que en nombre del pueblo de Cuba engañan y desvían millones. Los traidores de verdad están aquí mismo, dirigiéndonos o sacando provecho de cualquier privilegio”, comenta Erasmo.

“En eso estamos de acuerdo”, dice Máximo, “pero el asilo político es para quienes son perseguidos en su país y Pacheco nada tiene que ver con eso. Pacheco es de origen humilde, espero que no se ponga a dar declaraciones políticas para engordar los bolsillos”.

“Coincido contigo”, dice Erasmo, “no se puede tachar de traidor a alguien por irse a vivir a otro país, y al igual que tú, espero que Pacheco mantenga una posición de respeto a sí mismo y no dejarse llevar por el circo político de Miami. Muchos van a querer vivir a costa de él, ya verán.”

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