Voluntarismo y represión… hasta que se seque el Malecón

Por Pedro Campos

Collective taxi.

HAVANA TIMES — La noticia la trae Granma en su edición del 16 de julio: “Retirarán licencia a boteros que aumenten el precio de los pasajes…

“…Se detectó que a partir del 4 de julio se incrementó el costo de la transportación en los corredores o rutas que habitualmente dan esos servicios. Las máximas autoridades en el territorio adoptaron medidas urgentes para solucionar estas irregularidades.

“… A todos los conductores que violen lo establecido o que se reciba una denuncia de la población, se procederá al retiro de su licencia operativa y su cancelación definitiva. A partir del lunes 18 de julio se iniciará un enfrentamiento de los órganos de control en las piqueras, en los corredores y en intercambio con la población para proceder a darle cumplimiento a esta medida.

“…Las condiciones no han cambiado para que se eleve el costo de la transportación de pasajero, debido a la estabilidad del precio del combustible en el país. Asimismo, las cuotas impositivas y los tributos que pagan los trabajadores por cuenta propia se mantienen como está establecido.

“…La Dirección General de Transporte en La Habana habilitó el teléfono 18820 para que la población denuncie las irregularidades relacionadas con el alza de precio en los pasajes.”

El carácter voluntarista y represivo de esta medida salta a la vista. Pero con voluntarismo y represión jamás se podrán resolver los problemas económicos y sociales ni en Cuba, ni en ninguna parte.

No es cierto que las condiciones no hayan cambiado y que haya estabilidad en el precio del combustible. Oficialmente se ha anunciado una reducción de las asignaciones de petróleo y todo el mundo sabe en Cuba que el petróleo con que se mueve el transporte privado proviene de la venta en bolsa negra de esas asignaciones a las empresas estatales.

Al disminuir la oferta aumenta la demanda y con ella los precios. Por tanto, es elemental que el petróleo en la bolsa negra haya aumentado con los anuncios de reducciones.

Pretender obligar a los cuentapropistas del transporte a mantener los precios y retirar las licencias a quienes los suban, solo puede tener como resultado principal una disminución sustancial de este tipo de transporte, precisamente en un momento en que todo parece agravarse internamente como consecuencia de la incapacidad del Estado todo poseedor y todo decisor para resolver cualesquiera de los problemas que enfrenta la población cubana.

Lo que debería hacerse en todo caso, es acabar con todas esas políticas voluntaristas y represivas de controles burocráticos de precios, propiedades,  producciones y mercados que están en el centro de la debacle estatalista. Ideas sustentadas  en la errónea concepción de que el mercado es capitalista y el “estado socialista” tiene que planificarlo, en el equívoco de que el socialismo está en la distribución y no en la forma en que explota el trabajo. En fin, en la creencia de que el estatalismo asalariado es socialismo.

Una vez más el gobierno demuestra su incapacidad para resolver uno de los problemas que más agobia a la población, el transporte, con medidas que en lugar de coadyuvar a la búsqueda de soluciones, las complican. ¿Ya se olvidaron de cuántas veces se ha intentado rectificar las políticas voluntaristas?

El aferramiento al voluntarismo y la represión “hasta que se seque el Malecón” no puede conducir a nada bueno.

Es la naturaleza del mucho estado y ningún socialismo, que se ha impuesto en Cuba a contrapelo de todas las leyes elementales de la economía política y el raciocinio humano.

Hace varios años, desde la izquierda democrática propusimos un conjunto de medidas para la solución de los problemas del transporte en Cuba (1). Ninguna ha sido adoptada consecuentemente.

Pero la indisposición de la alta burocracia a realizar modificaciones esenciales al modelo estado céntrico ha agotado la etapa de proponer soluciones para tratar de encontrar una salida a partir del propio socialismo estatal. No les interesa.

Por eso, buena parte de los socialistas democráticos cubanos, a la vez que exponemos y promovemos nuestro programa de transformaciones, hemos puesto en primer plano la lucha por la democratización de la sociedad, que permita el avance a otras cotas políticas, económicas y sociales.

La actual dirección del Partido-Gobierno-Estado ha demostrado estar incapacitada para enfrentar los graves problemas de la sociedad cubana y por tanto debería facilitar el proceso imprescindible de democratización del país, sin la cual serán imposibles el desarrollarlo y la justicia social.

El modelo estatal asalariado, políticamente centralizado, de carácter semi-feudal, creído socialismo, debe ser cambiado y es al pueblo cubano todo, al de dentro y al de fuera, a todos sin distinción de ningún tipo,  a quienes corresponde discutir y determinar democráticamente la sociedad en la que desean vivir.

Las fuerzas democráticas de todos los signos, independientemente de sus diferencias, sin sectarismos,  deberían concertar sus esfuerzos para  presionar pacíficamente en favor de los cambios necesarios.

  • La grave crisis del transporte urbano en La Habana. Una alternativa: las cooperativas de transportistas.

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