Si esto no es neoliberalismo…

Por Pedro Campos

Sueños en La Habana. Foto: Zvonko Tatalovic

HAVANA TIMES — El gobierno cubano acaba de tomar dos medidas económicas clásicas de la economía política del capitalismo: imponer impuestos a los salarios de los trabajadores estatales y congelar los salarios de los maestros. Pero no solo se han tomado esas disposiciones, también se han reducido los gastos de la seguridad social, la salud y la educación.

Si esto no es liberalismo… que alguien explique qué nombre ponerle.

¿Y saben por qué pasa eso en el estatal-socialismo,  neo-capitalista de corte estalinista, pero adaptado a los intereses y circunstancias del fidelismo?

Porque la economía del Estado cubano se sigue sustentando en el trabajo asalariado mal pagado, orientada a la obtención de  ganancias para el estado poseedor y muy gastador, debido a lo cual, esencialmente se trata de una economía de corte capitalista, solo que no privada, sino estatal y monopolista. Y en todos los países capitalistas cuyas economías se sustentan en el trabajo asalariado, cuando el aparato burocrático del estado demanda recursos, necesita dinero, las vías para obtenerlo son precisamente esas: aumentar los impuestos, congelar o reducir los salarios estatales y los gastos sociales.

Mientras haya salarios, como en el capitalismo, se podrán congelar y bajar. Cuando haya distribución de ganancias entre los trabajadores, ningún estado podrá bajar salarios. Si tuviéramos una sociedad donde predominen los trabajadores libres, individuales, asociados, autogestionarios, cooperativistas, mutualistas, etc., a la que hemos propuesto avanzar los socialistas democráticos en Cuba, el estado sería mínimo y necesitaría poco para sostenerse y no tendría el papel del estado poderoso del estatal-socialismo

Hay países en los que predomina el sistema capitalista, pero donde muchas empresas de todo tipo funcionan de acuerdo con las normas del trabajo libre, privado o asociado.  A estas empresas también les suben los impuestos, pero el sistema interno empresarial no funciona sobre bases capitalistas asalariadas y no se ven obligadas a expulsar trabajadores ni a reducir salarios. Tienen otros mecanismos  para evitar los despidos y las reducciones sustanciales de salarios.

Amistad. Foto: Zulquarnain

Muchas de estas empresas se relacionan con las comunidades de múltiples formas y sus aportes en esta dirección, que generalmente se transforman en beneficios indirectos para sus propios trabajadores, por ley no pagan impuestos por su carácter social. De manera que sus activos y ganancias son gravados con menos impuestos.

Por lo general, como son empresas donde los mismos dueños-trabajadores determinan sus ingresos salariales, el estado no puede gravarlos directamente o cuando lo hace, ellos acuden a fondos  de pensiones, de ayuda, créditos, cooperativas de autoconsumo, reducción en inversiones y otros mecanismos para tratar de que no afecten sustancialmente el nivel de vida de sus trabajadores.

Esta es una de las ventajas concretas que hoy se aprecia dentro del propio capitalismo, de las empresas de trabajo libre en relación con las que explotan trabajo asalariado, muchas de las cuales también están obligadas a mecanismos de responsabilidad social con el área donde están enclavadas. Cuanto más grande sea la inversión de esas empresas en acciones de compromiso social (dígase cuidado del medio ambiente, aportes a planes regionales sociales de educación y recreación, ayuda para los pobres, donaciones a iglesias, a ONG y otros)  menos impuestos pagan.

En Cuba no es el caso, como casi todo es estatal, el obrero asalariado estatal está obligado a acatar la decisión gubernamental y no tiene escape ni mecanismos de defensa, pues como se sabe, los sindicatos  responden al Partido-Estado-Gobierno. Los pocos negocios por cuenta propia o cooperativos que se permiten, generalmente son gravados con altos impuestos que casi todos están obligados a violar.

Cuando el capitalismo es estatal monopolista, la burocracia tiene mejores condiciones para imponer sus políticas neoliberales de impuestos y salariales que en el capitalismo privado, donde hay muchos dueños. Por eso se trata del peor de todos los capitalismos que como en el caso de Cuba, le ha permitido a los dueños de todo el capital hacer y deshacer, violar las leyes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), no pagar la fuerza de trabajo por su valor, impedir la libre contratación por empresas extranjeras, apropiarse de la mayor parte de los salarios de los profesionales cubanos que prestan servicios en otros países y mantener plantillas infladas para proclamar internacionalmente que en Cuba “no hay desempleo”, precisamente a costa de deprimir el salario de los que aportan.

Y esa es una de las razones económicas directas del fracaso de ese modelo estatal-socialista, que de socialista solo tiene el nombre: no se paga la fuerza de trabajo. Al no pagarse la fuerza de trabajo, no hay manera de garantizar la reproducción del capital constante en forma eficiente ni de la fuerza de trabajo, pues se disminuye constantemente el salario real, aumentan los precios de los productos, disminuye la producción y la gente termina yéndose a otros sectores mejor pagados o emigrando.

Foto: Yemnelys Vento Hernández

Y no pagar la fuerza de trabajo es la gran primera violación de los derechos humanos, que empobrece a los trabajadores, quienes no pueden mantener sus familias, sus viviendas ni sus propiedades y cada vez tienen menos capital para poder intentar una empresa independiente auto-gestionada que los libere del trabajo asalariado.

Y mientras los trabajadores no puedan crear por ellos mismos o con ayuda crediticia estatal o privada, sus propias empresas asociadas, cooperativas o individuales, no habrá manera de potenciar el desarrollo de una sociedad post-capitalista, verdaderamente democrática, humana y de amplio contenido social. Póngale cada cual el nombre que quiera.

En cualquier país capitalista desarrollado o medianamente desarrollado, las posibilidades para la expansión de esa otra sociedad son superiores que en Cuba por ese aferramiento al capitalismo de estado de la cúpula gobernante y su oposición al desarrollo del trabajo libre, individual o asociado.

Solución: un cambio de gobierno, pues los cuadros del fidelismo ha demostrado su incapacidad, que posibilite abrir ampliamente la democratización de la política y la socialización de la economía.

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