Voto y Democracia Directa, una idea para Cuba

Por Repatriado

“Si bien unos pocos pueden dar origen a una política, todos somos capaces de juzgarla” -Pericles

Ilustración: ciape.org

HAVANA TIMES – Si me preguntan quiénes quiero que voten, la respuesta es todos, mientras más, mejor; sí, todos deberíamos tener ese poder, pero eso me recuerda lo que dice el pegajoso Spider-Man, “un gran poder, implica una gran responsabilidad”, votar, votar como yo lo concibo, es un gran poder, así que sería bueno que se ejerciera responsablemente.

El voto universal es un logro tremendo, muchos lucharon por generalizarlo cuando élites egoístas pretendían constreñirlo excluyendo a grandes sectores por género, raza, riqueza u origen social; todos estos han sido estigmas esgrimidos por una parte en contra de otra. Para derrotar tal injusticia se luchó por el voto universal y se logró en muchos lugares.

Con el sistema económico mundial actual dando muestras de un agotamiento peligroso nos acercamos a un punto de quiebre; en los inicios del capitalismo moderno eso se resolvía con revoluciones, llámese Inglesa, Francesa, independencia de los Países Bajos o Belga.

La inequidad del sistema existente sobrepasa los males económicos y corroe los fundamentos de la democracia; por suerte, el propio sistema capitalista y su vertiginoso desarrollo técnico permite dar un paso antes solo pensado para poblaciones de apenas 50 mil habitantes evitando sangrientos ajustes revolucionarios e instituyendo una democracia directa, esta vez accesible para conglomerados humanos de millones utilizando las TICS (Tecnologías de información y comunicación).

En ese escenario, el mayor peligro del voto no estaría en la exclusión directa de sectores sociales, sino en la manipulación demagógica de líderes carismáticos que usan el sistema para auparse al poder y desde allí subvertirlo.

Un cambio de concepción al respecto podría ser útil, digamos que mientras el derecho debe ser universal, el acceso a ejercerlo debe estar mediado.

No es un gran cambio, el acceso al ejercicio del voto ya está mediado por razones de edad, residencia, estado legal; en una democracia directa a eso debería adicionarse el nivel de conocimiento e interés.

En un país con un nivel de instrucción mínimo común no es una limitante, sino una condicionante, algo perfectamente aceptable. Solo habría que interesarse y dedicarle tiempo, creo que es pedir bien poco para usar un poder tan importante, pues si no te interesa ni quieres dedicarle tiempo, mejor no votes.

El mundo en que esto debe funcionar es aquel donde la ciudadanía virtual esté generalizada, Estonia es el mejor ejemplo actual.

Partiendo de esa base tecnológica, todos los ciudadanos sin distinción tendrán derecho a vencer un test de conocimiento que los habilite políticamente, algo parecido al examen teórico para la licencia de conducción.

Todos los ciudadanos tendrán derecho a habilitarse políticamente y participar, sin importar lugar de residencia; como derecho cada individuo decidirá si desea estar habilitado o no.

La habilitación no concluye en la elección de un Gobierno, pues será el pueblo, único soberano, quien apruebe o no las leyes promovidas desde su ente, la cámara representativa o las propuestas ciudadanas; además  serán parte del parlamento más grande y dinámico jamás creado y de una expresión mucho más clara del deseo ciudadano, menos mediada por representantes y, por lo tanto, real.

Lo que en un principio podría parecer una restricción del derecho universal al voto, no lo es, el modelo que propongo es justo, porque todas las personas sin importar consideraciones de ningún tipo tienen el derecho a la habilitación política.

La Democracia Directa tiene peligros, pero es la única verdadera democracia; esta habilitación es una propuesta de herramienta encaminada a prever uno de estos peligros, las demagogias.

El empoderamiento popular mediante la Democracia Directa es el próximo paso en la evolución política de nuestra especie; hoy el mundo ha dejado de ser una aldea global para convertirse en una enorme red neuronal interconectada que permite sustituir el actual manejo del poder y de las grandes decisiones por una élite más o menos representativa, y ponerlo en una base mucho más amplia, en la que los intereses generales sean los que verdaderamente primen.

La objeción más contundente cuando propongo esta habilitación es que puede tender a beneficiar a las clases privilegiadas. Yo creo que estas clases ya son las más beneficiadas en el sistema actual que concentra las decisiones en una élite representativa y endogámica, ampliar las bases decisionales a toda la población mediante democracia directa aliviaría esa situación, pero para exponer las decisiones colectivas a un parlamento compuesto por todos los habitantes de una nación, han de crearse mecanismos de capacitación y baremos meritocráticos para ejercer con responsabilidad este gran poder.

¿La era post castrismo será un buen momento y lugar para un ensayo de este tipo?

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