Sin miedo a meterme en política

Luis Miguel del Bahia

HAVANA TIMES — Una de las cosas más importantes que aprendí de vivir en Europa, fue perder el miedo a meterme en política.

Cuando todavía vivía en Cuba, las opiniones se decían de puertas para adentro, con voz baja y mirando para los lados, no fuera a ser que me metiera en candela.

Hoy, la mayoría de aquellos con quien hablaba, conservan el temor a ser reprendidos por expresar abiertamente ideas contrarias al régimen.

Esa fobia no es infundada ni paranoica. Se pueden quedar sin trabajo, marginados, en resumen: sin inserción social.

Hay otros que no tienen nada que perder, pero no han tenido la posibilidad de comparar y entender que tienen derecho a ser escuchados.

No se les ha creado el valor de la libertad que es el impulsor y el que emancipa.

Yo, ni tengo qué perder, ni el miedo de no haber salido nunca de la caverna.

Entonces me encuentro rodeado de gente que te mira raro –temor, extrañeza, repulsión- cuando dices en tono alto frases antigubernamentales.

Las mismas personas que no se pueden permitir comprarse comida digna, que su sueldo no da para eso. En fin, las que padecen las mismas miserias que yo.

Y es que la tiranía ha tenido suerte (o eficacia) logrando que la mayoría de los cubanos no salgan al exterior. En un contexto así, lograr cambios es bastante difícil.

Quizá cuando más gente pueda conocer otros valores –diferentes de los del NTV-, se cree un ansia colectiva de libertad y por fin se pierda el miedo.